Desde hace más de un año, los cortes de energía se convirtieron en una parte cotidiana de la vida en Funes y Roldán, dos ciudades del Gran Rosario en pleno crecimiento. Lo que comenzó como interrupciones esporádicas, hoy afecta gravemente a hogares, comercios, industrias y actividades cotidianas, generando enojo e incertidumbre entre los vecinos. Ese notable crecimiento demográfico demanda una inversión en infraestructura energética mucho mayor de la que actualmente se proyecta.
Funes: explosiones de transformadores y falta de respuestas
En Funes, uno de los testimonios más duros proviene de Alberto Jalil, presidente de la vecinal del barrio Los Troncos, quien definió la situación con contundencia: “Cuestión de un año más o menos los cortes se volvieron directamente insoportables, directamente se torna imposible”.
“Antes eran cortes de luz de una hora, ahora son cortes de más de dos horas”. Según Jalil, la causa principal es la falta de inversión en infraestructura energética: “Nos dimos cuenta que no era por cuidar la energía. Era por desinversión. No había inversión y se iban volando todos los transformadores”. Los barrios afectados son múltiples: Los Troncos, Aljibes, Zona 2, Solares, Kentucky, Funes Hill, Funes R, Funes City, Funes Town, Garita 17, entre otros.
Ante los reiterados reclamos, el intendente local mostró cartas documento enviadas a la EPE y a la provincia sin respuestas concretas, según relatan desde la vecinal. A esto se suma una confesión informal de un alto cargo de la EPE, citada por vecinos:
“Acá faltan distribuidores de energía, y el tema es: primero viene Rosario, después Pérez, después Roldán y después vienen ustedes”.
Jalil fue categórico al señalar que Funes no puede seguir dependiendo del presupuesto energético de Rosario: “Una solución que yo le veo es crear una agencia que responda a la EPE Provincial, pero que tenga una partida de dinero independiente y acorde a las necesidades”. “Vos ves que suben, lo atan con alambre… No dura nada, vuelve a explotar. Un peligro porque hay explosiones de transformadores”.
Roldán: apagones diarios y artefactos quemados
En Roldán, la situación es similar. Los barrios del oeste y sur de la ciudad reportan interrupciones diarias y múltiples daños eléctricos. Horacio, vecino del barrio Las Acequias, expresó: “Cada vez que hay una nube en el horizonte, no sé si es por las dudas o qué, pero nos cortan la luz. Y cuando llueve también, o la cortan o se corta por alguna explosión de transformador”. “Muchos artefactos eléctricos se descomponen por las subas o bajas de tensión. Es un desastre”.
Para Horacio, el problema se agrava por el crecimiento urbano sin planificación energética: “Creo que debe ser porque los barrios han crecido mucho y la línea es la misma para más usuarios”.
Nicolás, de Las Acequias del Aire, sumó: “Lo que está pasando ya en el barrio ya es una cosa de loco. Tenemos cortes todos los días prácticamente, ya es algo que no se puede vivir”.
En el último mes, los reclamos derivaron incluso en protestas: “Lo de ayer fue la gota que rebasó el vaso. Cayeron un relámpago, dos gotas, y se cortó la luz. Entonces ya la gente se cansó, hizo el corte en la ruta”, relató Nicolás en referencia a la manifestación en el cruce de la ruta 9 y la A012.
Según los testimonios, el intendente Daniel Escalante se presentó en el lugar y aseguró haber dialogado con el gobernador Maximiliano Pullaro, quien prometió una partida específica de fondos para atender el problema.
“¿Qué pasa? El barrio fue creciendo, creciendo, creciendo y evidentemente nunca se hace una infraestructura acorde a lo que nos cobran desde la EPE. Vos estás pagando un servicio que es totalmente ineficiente”.
Los barrios más afectados en Roldán incluyen: Acequias, Acequias del Aire, Tierra de Sueños 1, Cotos, Los Indios, El Troncal y zonas cercanas a San Sebastián.
Una urgencia regional sin soluciones a la vista
Tanto en Funes como en Roldán, la queja es unánime: la infraestructura energética no acompaña el crecimiento urbano, y la respuesta de las autoridades provinciales y de la EPE es escasa o nula. Mientras los transformadores colapsan y los cortes se multiplican, crece el malestar en dos ciudades que, pese a su pujanza, siguen a oscuras.