Parques industriales en auge: la apuesta inmobiliaria que llega a Rosario

La renta anual supera la de los departamentos y ya pone a Rosario en el mapa de los nuevos polos logísticos. La demanda de depósitos para e-commerce, retail e importaciones abre oportunidades para la ciudad.

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El mercado de parques industriales y empresariales atraviesa una etapa de fuerte expansión en Argentina. Impulsado por el crecimiento del comercio electrónico, la recuperación del consumo y la necesidad de contar con depósitos más cercanos a los puntos de venta, este segmento inmobiliario pasó a ser visto como un refugio seguro en dólares. Las rentabilidades oscilan hoy entre el 8% y el 12% anual, contra un 5% o 6% que ofrecen los departamentos, lo que explica por qué cada vez más desarrolladores e inversores giran la mirada hacia este negocio.

La pandemia fue el punto de quiebre: desde 2020 se disparó la demanda de naves industriales y logísticas, y el ritmo no se detuvo. Solo en el área metropolitana de Buenos Aires, 2024 cerró con una vacancia del 9,3% y un stock total de casi 1,9 millones de m², tras la incorporación de nuevos depósitos premium. A nivel país existen más de 650 parques, de los cuales 280 están registrados oficialmente y alojan a unas 8.000 compañías, lo que muestra el peso creciente del sector en la economía.

Los parques empresariales —una variante que suma infraestructura compartida, servicios tecnológicos y espacios de innovación— también ganan protagonismo. Funcionan como verdaderos “hubs” donde la logística convive con actividades vinculadas a la salud, la agroindustria y la tecnología. Allí no solo se alquilan metros cuadrados: se genera un ecosistema pensado para potenciar negocios y fomentar la colaboración entre firmas.

La demanda está liderada por sectores dinámicos: cadenas de supermercados, operadores logísticos, empresas de línea blanca e informática y, sobre todo, firmas de e-commerce, que requieren depósitos grandes y bien ubicados para cumplir con entregas inmediatas. En paralelo, muchos pequeños fabricantes reclaman naves de menor tamaño —300 o 400 m²—, lo que abrió un nuevo nicho de desarrollo a medida.

Aunque el corredor Norte del AMBA sigue siendo el epicentro del mercado por conectividad y cercanía a puertos, el mapa comienza a expandirse hacia otras provincias. Córdoba, Santa Fe y Rosario aparecen en primera línea. En el caso rosarino, la ubicación sobre el corredor bioceánico y la cercanía al puerto convierten a la ciudad en un nodo estratégico para logística y distribución. Los valores de alquiler, que rondan los 6 dólares por m², resultan sensiblemente más bajos que los de Buenos Aires, lo que brinda ventajas competitivas a empresas que buscan eficiencia sin resignar infraestructura.

El desafío para Rosario es doble: por un lado, captar la atención de inversores que todavía concentran su capital en el AMBA; por otro, avanzar en la generación de suelo industrial habilitado y en la agilización de trámites, dado que la burocracia suele ser un obstáculo en este tipo de desarrollos. De conseguirlo, la ciudad podría no solo diversificar su matriz económica, sino también consolidarse como un polo clave en el boom de parques industriales que se perfila como uno de los grandes motores de la inversión inmobiliaria argentina en los próximos años.

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