En la semana del 19 de mayo, una comitiva integrada por empresarios del sector de la construcción, desarrolladores urbanos y funcionarios públicos de la provincia de Santa Fe viajó a España en el marco de una misión organizada por Fundación Libertad. El objetivo fue claro: construir vínculos con gobiernos locales y empresas líderes en energías renovables y tratamiento de aguas, para incorporar conocimiento, evaluar la importación de tecnologías y diseñar soluciones concretas frente al grave déficit de infraestructura que enfrentan hoy las urbanizaciones residenciales y los parques industriales en Argentina.
Durante el viaje, se realizaron visitas técnicas a la planta de generación renovable de Norvento, en Lugo, y a la planta de Azud, en Murcia, especializada en soluciones para la gestión eficiente del agua. Además, la delegación fue recibida por el Alcalde de Las Rozas, una localidad de la Comunidad de Madrid reconocida por su innovación urbana y sustentabilidad, y por funcionarios del Ministerio de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid.
La misión combinó el trabajo conjunto de actores públicos y privados, fortaleciendo la articulación como herramienta clave para el desarrollo. Estuvo conformada por:
- Ing. Martín Weller, presidente de la Cámara de Urbanizadores de la Provincia de Santa Fe y socio en Grit Desarrollos
- Constantino Zorila, Socio en Grit Desarrollos
- Roberto Tetamanti, titular de Life Desarrollos
- Ing. Marcelo Burgues y Beatriz Podadera, presidente y vicepresidenta de la constructora EDECA, especializada en obra pública, junto al economista de la firma, Gabriel Fernández
- La comitiva de la provincia estuvo integrada por la Subsecretaria de Aguas y Saneamiento, Ing Vilma Olivieri, el Ing. Gastón Domínguez, coordinador de Gestión de Servicios de la Secretaría de Aguas y Saneamiento y la Ing. Daniela Bruno, subdirectora de Proyectos de la misma Secretaría
- Javier Lisandrini, socio gerente del Parque Industrial Micropi, ubicado en Alvear
- Leandro Aguilera, titular de Sux Solar, empresa especializada en energías renovables con base en Funes
En esta entrevista, Javier Lisandrini, referente en desarrollo industrial con enfoque tecnológico, analiza los desafíos que enfrenta el país en materia de infraestructura energética e hídrica, las oportunidades que ofrece el vínculo con el modelo español, y el rol del sector privado en esta transformación.
–¿Cómo definirías la propuesta de Micropi y qué buscan ahora con el nuevo parque en General Lagos?
–Micropi nació como un parque diferente, con una fuerte impronta en innovación. Apostamos desde el principio a la tecnología: nada de cables a la vista, todo soterrado o por encima de las naves, fibra óptica, conectividad, servicios pensados para empresas del futuro. Y eso generó un ecosistema: hoy tenemos empresas biotecnológicas que no habríamos imaginado cuando empezamos.
–¿Y General Lagos qué suma a ese modelo? ¿Van por el mismo camino?
–Queremos ir más allá: replicar todo lo que funciona en Micropi, pero con un parque autosustentable. Que tenga su propio sistema energético, que se administre con lógica de eficiencia. Ese es el gran desafío.
–¿En qué momento la energía se convirtió en una barrera para desarrollar parques industriales?
–Cuando pedimos la factibilidad para conectarnos a la red provincial y nos respondieron que había que hacer obras gigantes, y encima no eran solo para el parque, ahí dijimos: basta. Si queremos radicar industrias, tenemos que garantizar energía, y hoy eso no se está logrando con los sistemas tradicionales.
–¿Por eso empezaron a mirar las renovables?
–Claro. Porque no es solo generación, también es transmisión. Y con las renovables podés cubrir las dos cosas. Empezás con solar fotovoltaica, sumás algo de eólica, algo de generación a gas… Y lo combinás con almacenamiento para usar lo poco que te da la red cuando más lo necesitás.
–¿La tecnología está? ¿Qué falta entonces?
–Aplicarla. Y acceso al crédito, obvio. Pero la tecnología no es el problema. El problema es que no tenemos una estrategia común. Por eso digo que hace falta una mesa de trabajo urgente entre el Estado y el sector privado. Con representantes de energía, urbanizaciones, parques, comercio… para resolver, no para hablar.
–¿Qué frena hoy esa transición? ¿La falta de inversión o algo más profundo?
–Es cultural. Nos cuesta cambiar. Lo mismo pasa con la construcción: seguimos haciendo casas de ladrillo aunque existan mejores opciones. Hay que demostrar que lo nuevo funciona. Que es más barato, más sustentable, más eficiente. Y mientras tanto, el sector privado tiene que avanzar. No para competir con el Estado, sino para complementarlo.
–¿Qué viste en Las Rozas que podría servir como modelo en Argentina?
–Una planificación impecable. El Estado traza el plan, fija las reglas, ejecuta la infraestructura, y después reparte costos y beneficios con los privados. Si hay conflictos, expropia rápido. Nada se frena. Funciona. No digo que podamos copiarlo tal cual, pero sí que deberíamos mirarlo con atención.
–También recorrieron empresas tecnológicas como Norvento y Azud. ¿Qué te sorprendió ahí?
–Nada desde lo tecnológico. Porque la verdad es que manejamos lo mismo. Lo que cambia es que ellos lo aplican hace años. Ahí está la diferencia: nosotros sabemos hacerlo, pero no lo hacemos a escala. Tenemos que dar ese paso. Y en algunos casos habrá que importar soluciones, pero también podríamos generar convenios de transferencia o incluso asociaciones.
–¿Qué balance hacés del viaje?
–Muy positivo. Quedó claro que necesitamos trabajo conjunto para resolver el drama de la infraestructura. Y que tenemos con qué hacerlo. El gobierno provincial mostró apertura, el sector privado tiene iniciativa. Ahora falta ponerlo en marcha. Porque el tiempo apremia.