Quien vive o pasa tiempo en Funes seguramente vio alguna de sus vidrieras: luminosas, ordenadas, con piezas que van desde lo más simple hasta lo más sofisticado. Sarah Joyas se volvió parte del paisaje comercial de la ciudad —y también de las compras de la región— sin perder cercanía, incluso mientras crecía. “Fuimos creciendo de a poco, pero siempre con la idea de recibir a todos”, resume Florencia, la creadora y titular de la marca.

Ese crecimiento hoy se traduce en tres locales:
- Casa Central en San José 1522 (esq. Moreno), Funes —renovada en noviembre 2025
- La Cardera, Funes —abierta en mayo 2024
- Rioja 1812 esq. Italia, Rosario.
Además, el canal online —que la empresa desarrolló antes de la pandemia— les permite llegar “a todo el país” y abastecer desde ciudades cercanas como Roldán, Carcarañá y Arroyo Seco hasta otras más distantes como Firmat o Villada.
“Fuimos pioneros en venta online en 2018 cuando muchos creían que era imposible vender un anillo por Internet”, recuerda Florencia.
Una joyería sin barreras: “A Sarah puede entrar cualquiera”
El eje central del crecimiento, asegura Pucchio, es un principio simple: una joyería abierta para todos los bolsillos. “A Sarah Joyas puede venir quien quiere comprar una pulserita de plata de 40 mil pesos y también quien quiere un reloj Tissot de 1200 dólares. Vinimos a cortar con ese tabú del miedo a la joyería”, afirma.
Vinimos a cortar con ese tabú del miedo a la joyería
Y esa apertura se ve también en la atención: “Para mí la atención va por sobre todas las cosas… Muchas veces el cliente manda una imagen por WhatsApp y resolvemos todo por ahí”.
Hasta celebridades se suman a la clientela. Florencia confirma: “Di María estuvo eligiendo regalos para el Día de la Madre en nuestra sucursal de La Cardera. Pero siempre aclaro: Di María como vos pueden entrar a mi joyería”.
Di María estuvo eligiendo regalos para el Día de la Madre en nuestra sucursal de La Cardera

Un abanico de productos cada vez más amplio
El crecimiento de la marca viene de la mano de un portafolio que abarca desde opciones accesibles hasta piezas premium. “Tenemos plata 925 importada, fabricación propia en oro 18k, piezas italianas y trabajamos relojería completa: Tissot, Caterpillar, Festina, Tommy, Swatch, Nocaut y Tresa”, detalla.
Uno de los hitos recientes es la incorporación de Swarovski, una marca muy demandada: “La novedad es que en Funes somos punto exclusivo de Swarovski. Hay gente fan de Swarovski y pudimos traerlo”.
A eso se suma el taller propio: “Hacemos composturas, grabados, limpieza, cambio de pilas… Todo lo que necesite el cliente”.
Fiestas: brillo, variedad y opciones para regalar sin complicarse
Con la temporada festiva en marcha, la demanda se dispara. “Empiezan a salir más los brillos, los choker tennis, los juegos de pulsera y anillo. Pero es variado: desde un conjunto de 40 mil pesos hasta un reloj de alta gama”.
Para quien entra sin ideas, Florencia tiene una receta simple: “Primero que se relaje. Nosotros vendemos lujo, no necesidad. Que disfrute la experiencia. Siempre recomiendo elegir algo que pueda usar para todo, como un aro que dé elegancia sin ser difícil de combinar”.
Mirada a futuro: nuevos mercados y proyección nacional
El plan de crecimiento no se detiene. “Siempre apuesto a más”, afirma Florencia. “Un desafío importante sería llegar a Buenos Aires, y también a públicos de turismo como Carlos Paz y Mar del Plata. Son mis próximos objetivos”.
La empresa, que comenzó con un pequeño paño de joyas, hoy piensa en mercados grandes y turísticos, sin perder su esencia de cercanía.
Con locales renovados, importación propia, un amplio portfolio y una política clara de atención personalizada, Sarah Joyas se afirma como una joyería moderna, accesible y preparada para seguir expandiéndose. Y, como repite Florencia, su premisa sigue intacta: “Que todo el mundo pueda entrar y disfrutar de la joyería”.


















