El Occidental habló con Constantino Zorila, socio gerente de Grit Desarrollos, para conocer de primera mano cómo la compañía acompaña el fuerte crecimiento del corredor sur de la Rosario Metropolitana —que integra localidades como General Lagos, Villa Amelia y Álvarez—, donde familias e inversores buscan mudarse a entornos naturales sin perder los servicios de la ciudad. Con financiamiento propio, entregas anticipadas e inversiones directas en infraestructura (agua, cloacas, gas, electricidad, fibra óptica), la empresa se posiciona como motor de un crecimiento ordenado y sustentable.

Damián Tabakman dice que, en este contexto, las desarrolladoras deben “hacer lo que siempre hicieron”: crear su propia estructura de financiación. ¿Coincidís?
—Coincido plenamente. En Argentina el crédito hipotecario nunca fue un motor confiable. Las desarrolladoras aprendimos a generar nuestros propios esquemas, innovando y adaptándonos al contexto. Esa resiliencia nos permitió avanzar incluso en escenarios de alta volatilidad. Hoy trabajamos con planes en pesos ajustados por índices claros y también en dólares, con plazos que facilitan la adquisición y suman preventas y alianzas con inversores.
Con el dólar en torno a los $1.400, ¿cómo repercute en la venta de lotes?
—Es un escenario favorable para quienes tienen divisas. Los precios de la tierra se mantienen en dólares mientras que los costos en pesos se abaratan en términos relativos. Eso convierte a este momento en una oportunidad: incentiva la inversión y acelera las decisiones de compra.
¿Y cómo se plasma esa estrategia de no depender del crédito hipotecario?
—Buscamos soluciones creativas que permitan a más familias acceder a su vivienda. Diseñamos esquemas de financiación claros, en pesos y en dólares, con plazos largos que alivianan el esfuerzo del comprador. La transparencia es clave: en Grit nos gusta decir que “hacemos que las cosas pasen”.
Para sostener ese ritmo, ¿qué herramientas internas utilizan?
—Planes de pago en pesos con índices transparentes y en dólares, siempre con plazos extendidos. Las preventas nos dan previsibilidad y las alianzas con inversores fortalecen cada proyecto. Desde el inicio sabemos el día exacto de comienzo y de finalización de una obra; incluso solemos terminar antes. En Neander, en Villa Amelia, finalizamos cuatro meses antes de lo estipulado.
Hablando de obras, ¿cómo vienen los desarrollos en el sur?
—Muy bien. Hoy avanzamos en tres frentes clave del corredor: Los Pinos 4, en Álvarez, una urbanización con identidad propia e infraestructura completa; Neander, en Villa Amelia, ya finalizado con cuatro meses de antelación; y GAIA, en General Lagos, un modelo con pavimento, agua, gas, cloacas y fibra óptica que consolida el potencial de la zona.
Muchos corredores suburbanos tienen valores altos de tierra pero carecen de servicios. ¿Cómo lo encaran?
—Para nosotros un desarrollo no puede limitarse a vender lotes: debe garantizar servicios de calidad desde el inicio. Invertimos en redes de agua, cloacas, gas, electricidad, desagües pluviales y espacios verdes bien diseñados. Pensamos el producto como una comunidad integrada y funcional, lo que le da valor y sustentabilidad a largo plazo.
Cuando mirás a futuro, ¿qué horizonte tenés para el corredor sur?
—Cada desarrollo tiene que trascender lo inmediato. Nuestro horizonte es de 20 a 30 años, porque el verdadero valor se mide en cómo mejora la vida de las personas y cómo impacta en la comunidad y el entorno. Esa visión, sumada a la disciplina de gestión y la transparencia en el financiamiento, consolida un modelo que transforma tierra en comunidades sustentables y perdurables, fortaleciendo al corredor sur como un destino residencial de alto potencial.