Con el cierre del período de inscripción inicial, once empresas confirmaron su intención de participar en el cramdown, el mecanismo que habilita a terceros a proponer un rescate financiero y operativo de la histórica agroexportadora. El objetivo del juez civil y comercial de Reconquista, Fabián Lorenzini, es que todo quede resuelto antes de fin de año, tras casi cinco años de un default que sacudió no solo al campo sino a la política y la economía argentina.
Entre los inscriptos figuran nombres de peso como Molinos Agro, del grupo Pérez Companc; la multinacional Bunge; Viterra y la cooperativa ACA. También aparecen Grassi, el mayor acreedor comercial del concurso; LDC Argentina; Unión Agrícola de Avellaneda; además de Bioenergías Agropecuarias, Yabitel, Barbero Cereales y Atilio Marotte. Cada uno con intereses que van desde quedarse con activos específicos, como las plantas del norte santafesino, hasta controlar la operación completa de la compañía.
El proceso de cramdown se puso en marcha luego de que la Justicia rechazara la propuesta original que Vicentin había presentado junto a un grupo de bancos y traders. Desde fines de 2019, la firma arrastra un pasivo que ronda los u$s1.300 millones, además de una deuda posconcursal estimada en más de u$s30 millones, según el último informe elevado por los interventores judiciales.
Ahora, tras el cierre del registro, comenzará la etapa donde los oferentes deberán consolidar su interés: se espera que abonen un canon para acceder a toda la documentación contable y, más adelante, formulen propuestas concretas para capitalizar la empresa y convencer a los acreedores. Según anticipó Lorenzini, el cronograma incluirá la designación de un evaluador independiente, la presentación de valuaciones, audiencias informativas y, finalmente, la votación que definirá quién se queda con la agroexportadora.
Expectativa por las ofertas y cierre del proceso
Con el tablero ya delineado, en el mercado anticipan que podrían surgir alianzas entre varios de los inscriptos o incluso nuevas incorporaciones en la etapa definitiva. La mirada está puesta especialmente en cómo jugarán Bunge, Viterra y ACA, un trío que ya fue clave en proyectos conjuntos y que mantiene participación accionaria en Renova, la planta aceitera más grande de Sudamérica.
La expectativa ahora es que en los próximos meses se presenten las ofertas formales y se concrete la votación entre los acreedores, que serán quienes finalmente definan el futuro de Vicentin. Mientras tanto, la compañía sigue operando sus plantas con contratos de fasón que permiten sostener empleos y flujo de caja, a la espera de una resolución que, si se cumple el calendario fijado por el juez, llegará antes de que termine el año.