En el km 66 de la autopista Pilar-Pergamino, se producirán 1.000 kilos de chocolate por hora

Lo anticipó su propietario, Diego Fenoglio. Empleará a 100 personas que se sumarán a los 1.300 trabajadores con los que cuenta la compañía, nacida en Bariloche. Esta planta se planificó para abastecer a todo el mercado de América Latina

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Tras más de dos años de trabajo y una inversión cercana a los 10 millones de dólares, el próximo mes de mayo la planta de Rapanui que funcionará en la localidad de Fátima, partido de Pilar en la provincia de Buenos Aires, comenzará con la producción de sus célebres chocolates.

«Estamos empezando a producir ahora, en los próximos días. En mayo estamos sacando las primeras pruebas de las líneas más fuertes. Va a quedar una planta increíble y espectacular. Vamos a sacar un muy buen producto», afirmó Diego Fenoglio, propietario de la empresa. Anticipó que la nueva fábrica emplea a más de 100 personas que se sumarán a los 1.300 empleados con los que cuenta actualmente la firma. En cuanto a la posibilidad de invitar al presidente Javier Milei a la inauguración, el empresario -que elogió al primer mandatario nacional en distintas oportunidades-, adelantó que «sí, podría. No lo conozco, pero podría invitarlo, sí».

En cuanto a los alcances de la producción que se desarrollará en el corazón del partido de Pilar, adelantó que «esta planta se planificó para todo el mercado de América Latina. Vamos a seguir produciendo en Bariloche para abastecer a la Argentina».

Producción récord

Por otra parte, el pasado mes de febrero Fenoglio ya había anticipado que en Fátima se elaborarán las famosas frambuesas congeladas Franui -desarrollo estrella de la marca-, y desde donde se lanzarán entre siete y ocho nuevos productos.

Fenoglio, confirmó que en la planta que funcionará en el kilómetro 66 de la autopista Pilar Pergamino, a metros del peaje de la Ruta 6, se producirán 1.000 kilos de chocolate por hora. Está previsto que para su funcionamiento se incorporen 300 trabajadores (100 por turno), que se sumarán a los 1.300 que ya tiene la compañía, fundada en 1996. 

A su vez, la marca tiene una fábrica en Valencia (España) desde donde se abastece al mercado europeo y asiático. Y recientemente la empresa adquirió 140 hectáreas en Trevelin (Chubut) para cultivar sus propias frambuesas. «Siempre fuimos de cerrar todos los círculos», explicó el empresario.

En cuanto a la decisión de trasladar parte de su producción a Pilar, Fenoglio explicó que desde Bariloche -donde funciona la planta original- «la logística de frío nos está costando muchísimo». Está previsto que la nueva fábrica abastezca al mercado interno, a América Latina y a Estados Unidos desde donde se desarrollarán «7 u 8 productos nuevos», adelantó el CEO.

Ya en 2021 en una entrevista con la revista Forbes había adelantado que la futura planta está ubicada en «un lugar lindísimo al lado de un arroyo, no dentro de un parque industrial».

Para su desarrollo, en 2023 la empresa accedió a una financiación por parte del Banco Argentino de Desarrollo (BICE) que le permitió adquirir una máquina proveniente de Suiza gracias a la cual podrá sumar una línea completa de elaboración de chocolates.

Expansión

El propósito de la compañía es triplicar la producción una vez finalizada la nueva planta, además de abrir otras 20 sucursales en los próximos años. La apertura de la planta en Pilar es parte de ese plan de crecimiento.

Además, el distrito de Pilar también se encuentra en el radar de la empresa para abrir un negocio de venta al público. En la actualidad, Rapanui cuenta con 14 locales en la Argentina, todos gestionados directamente por la empresa sin franquicias. Esta decisión responde a su estrategia de mantener un control total sobre la calidad de sus productos y la  atención al cliente.Entre sus sucursales se encuentran ubicaciones en la Ciudad de Buenos Aires (como Recoleta, Retiro, Caballito y Lomas de Zamora), así como en otras ciudades como aquí en Rosario, Córdoba, Bariloche y Pinamar. Además, Rapanui está en proceso de expansión y planea abrir 20 nuevos locales en los próximos años, incluyendo aperturas en Mendoza y también otra más en Rosario.

A su vez, exporta sus productos a Chile, Brasil, Ecuador, Perú, México, Colombia y Uruguay. En 2020 decidió expandirse al viejo continente a través de la apertura de una planta productora en Valencia (España) que demandó una inversión de 3,5 millones de euros. En este caso, la producción se centra únicamente en Franui, que se comercializan en España, Portugal, Italia, Alemania, Reino Unido, Islandia, Grecia, Marruecos, Moldavia, Arabia Saudita, Dubai, Israel, Rumania, Suiza, país sinónimo del chocolate, y Francia. El producto estrella de la marca también arribó a Estados Unidos y Canadá.

Empresa familiar

La firma es propiedad de Diego Fenoglio, el «Willy Wonka argentino», así lo llaman por el excéntrico chocolatero de la famosa novela de Roald Dahl, donde se destaca la innovación y el enfoque artesanal en la industria del chocolate. Hijo de Aldo, un inmigrante italiano que se instaló en Bariloche en 1947, luego de administrar una bombonería en su Turín natal. Junto a su esposa Inés fundaron en la ciudad rionegrense la confitería y chocolatería «Tronador», la primera de la Patagonia.

En 1970 Aldo murió repentinamente de un infarto y la empresa, que para entonces ya se llamaba Fenoglio, quedó en manos de su esposa y de sus tres hijos, Diego, Laura y Bruno, que falleció a sus 33 años.

En 1996, por diferencias familiares acerca del rumbo que debía tomar la compañía, Diego decidió fundar su propia fábrica de chocolate, denominada Rapanui en honor al nombre de la casa de su infancia que todavía sigue conservando en Bariloche. En ella trabajan sus hijos Aldo, Julián y Leticia, ella es CEO de la firma en España.

El primer local Rapanui se abrió sobre la calle Mitre en el centro de la ciudad de San Carlos de Bariloche y en 2011 la erupción del volcán Puyehue -que impidió el desarrollo del turismo en la zona- la familia decidió desembarcar en Buenos Aires, con su primer local en la esquina de Arenales y Azcuénaga, pleno barrio de Recoleta. De la mano de esta expansión llegó la incorporación de los helados, a propósito de la necesidad de ofrecer un producto acorde a las altas temperaturas del verano porteño.

En cuanto al origen de los productos, todos los chocolates son elaborados en la planta de Bariloche y los helados en cada sucursal y en el día. En el Mercado Central, Rapanui cuenta con una planta procesadora de pulpa y cada mañana se eligen allí las mejores frutas, se procesan y se envían a cada uno de los locales.

En tanto que la empresa Fenoglio continuó en manos de su madre y de su hermana hasta que en el año 2000, cuando tras una importante crisis cayó en convocatoria de acreedores, y la empresa Havanna terminó por comprarla.

Por su parte, Rapanui logró consolidarse en el mercado local primero a través de los chocolates y luego con la incorporación de los helados, hasta llegar a expandirse fronteras afuera. Reacio a franquiciar el negocio, cada sucursal que funciona en el país es administrada por la empresa, es decir por la familia. «Tenemos integrada toda la cadena de valor -explicaba Diego Fenoglio- , desde la materia prima hasta el consumidor, por eso el precio es competitivo: un chocolate de kiosco es más caro que un bombón nuestro. Si tuviese un sistema de franquiciado, tendría que aumentar el precio al público un 10%. Nuestros clientes son fieles porque la relación precio/calidad que tenemos es excelente».

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