El debate de los cercos eléctricos llegó a Funes: Vecinos de un barrio privado rechazaron la iniciativa

Por la proliferación de cercos eléctricos en Rosario un concejal argumenta a favor de su normatización, como medida para evitar accidentes derivados de instalaciones de baja calidad

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El debate acerca de la reglamentación de los cercos perimetrales electrificados llegó a Funes. Esta controversial medida, que busca disuadir la intrusión no deseada en propiedades privadas, se planteó como posibilidad en un barrio cerrado local.

La proliferación de cercos eléctricos en Rosario tomó tal dimensión, que direvó en un proyecto de ordenanza del Concejal Carlos Cardozo (PRO), para regular el uso de estos dispositivos.

En Funes la discusión llegó a uno de sus barrios cerrados, donde se planteó la posibilidad de instalar un cerco eléctrico por parte de una empresa de seguridad que operó, en este caso, como asesora frente al planteo de algunos vecinos de reforzar el sistema de seguridad.

La propuesta en aquella oportunidad, generó un amplio rechazo de los presentes con fuertes objeciones al uso de electricidad.

En rigor, la instalación de cercos electrificados aún no está reglamentada en Funes, lo que añade una capa de complejidad a este debate. Mientras tanto, en Rosario, el proyecto ha resurgido luego de haber sido rechazado en una instancia previa por un Concejo con una composición de sus miembros diferente, que abogaba por la prohibición total de este tipo de cercos.

El concejal Cardozo, principal promotor de la iniciativa en Rosario, argumenta a favor de la normatización de los cercos electrificados como medida para evitar accidentes derivados de instalaciones defectuosas o de baja calidad. En sus propias palabras, «es algo irreversible y que hasta que no solucionemos el tema de inseguridad no va a parar en su crecimiento. Estamos hablando de electricidad, o sea que un cerco mal instalado, con mal voltaje, con mal amperaje o mal señalizado puede causar incluso hasta un accidente gravísimo o la muerte de una persona«.

El proyecto presentado por Cardozo establece: “El uso de cercos eléctricos de defensa perimetral es legítimo, siempre que se instalen de manera tal que configuren una offendicula. Es decir, que su principal función sea repeler o disuadir al agresor y que sólo sean accionados por un intento de traspaso a la propiedad. Para eso se los coloca en lugares estratégicos fuera del alcance de terceros inocentes, y se advierte su peligro a través de carteles». La iniciativa expresa además «que su poder no sea letalmente vulnerante» .

Es importante destacar que la seguridad, especialmente en barrios privados, es una preocupación constante para los residentes. Un reciente informe realizado por El Occidental reveló que más de la mitad de los gastos en expensas están destinados a medidas de seguridad, lo que incluye personal, servicios externos y mantenimiento de móviles.

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