El debate acerca de la presión tributaria que tolera históricamente Argentina, habla de un cambio de época que trasciende la esfera nacional, para calar profundo en las provincias y los municipios.
De hecho, en el último coloquio de IDEA, se abogó por una reforma impositiva que entre otros cambios, se limite la capacidad de los municipios para crear nuevas tasas.
En este contexto, el enojo de vecinos de Funes por la pesada carga tributaria local, que llegó incluso a medios nacionales, es una situación que está a tono con los tiempos que corren.
Poniendo en cifras el caso concreto de Kentucky, el municipio de Funes factura en concepto de Tasa General de Inmuebles (TGI) a este barrio alrededor de $670 millones anuales. Y si se toman los aportes coparticipables del Impuesto Inmobiliario y las patentes de los residentes de esta urbanización, la suma ascendería a unos $1.000 millones anuales, representando entre el 8% y 10% de la recaudación de Funes. «El Intedente Santacroce no quiere a Kentucky, quiere su plata», sentenció un funense consustanciado con las cuentas públicas.
“Lo que esta comunidad aporta al municipio no es una cifra menor. Incluso muchos de nosotros no nos ponemos a discutir si la tasa es alta o baja, porque el foco de la discusión pasa por estar informados de las contraprestaciones concretas que deberíamos recibir los contribuyentes por nuestro aporte. ¿Cuáles son, dónde están?”, reflexionó un propietario de San Sebastián en diálogo con El Occidental.
El malestar no solo se limita a los barrios cerrados. Vecinos de Cantegril, confiaron a esta redacción que ellos pagan la Tasa Cantegril. “Nos castigan porque el barrio cuenta con cul de sac”, manifiestan.
La polémica por la “tasa de lotes baldíos” en barrios cerrados
Otro gran capítulo que se abre en torno a las tasas municipales es aquella que grava a los lotes en barrios cerrados que aún no están habitados, es decir, aquellos terrenos cuyos propietarios no iniciaron obras.
En estos casos, el municipio de Funes cobra una TGI que asciende al doble de la de un terreno de igual superficie con vivienda.
Según el testimonio del titular de un lote en el barrio Vida, desconoce el motivo de esa “penalidad”, dado que la municipalidad no se encarga del mantenimiento de la propiedad.
Teniendo en cuenta el volumen de lotes a construir, detallado días atrás en un relevamiento realizado por El Occidental, habría unos 2800 lotes con propietario sin vivienda construida por el momento.
“Poner blanco sobre negro la discusión, con los números en la mesa, de eso se trata”, resumió un histórico del barrio cerrado Aguadas, confiando que así como Kentucky hizo las cuentas, el resto de las urbanizaciones hará números de lo que paga y de lo que recibe como contraprestación.