La calma bucólica de uno de los barrios cerrados más reconocidos de Funes se alteró en cuestión de horas, cuando trascendió que la administración habría propuesto exigir certificados de antecedentes penales a toda persona que ingrese a prestar servicios. La idea, filtrada en el grupo de WhatsApp de vecinos, encendió un debate que combinó perplejidad, enojo y una dosis de ironía.
El planteo no fue tratado en asamblea, no figura en el reglamento interno y carece de sustento en la normativa laboral vigente, pero bastó para dividir al vecindario: entre quienes la justifican como una medida preventiva y quienes la consideran una desconfianza innecesaria hacia trabajadores que, en muchos casos, llevan más de una década dentro del barrio, cuidando jardines, piscinas o realizando tareas domésticas.
“Es gente que nos vio crecer, que tiene la llave de nuestras casas y conoce a nuestras familias. Pedirles ahora un certificado del Registro de Reincidencia es casi una ofensa”, escribió una vecina. Otro residente fue más pragmático: “Si aplican esto, medio barrio se queda sin servicio”.
Entre los mensajes más comentados, alguien apuntó que más de un propietario o inquilino tampoco pasaría la prueba, sintetizando el espíritu del debate: la sospecha, a veces, también vive puertas adentro.
El episodio tiene además un trasfondo incómodo: ese mismo barrio alojó tiempo atrás a uno de los jefes narco más peligrosos de la provincia, detalle que le otorga a la discusión un aire de ironía involuntaria.
Aunque la iniciativa aún no se formalizó, ya comenzó a replicarse el debate en otras urbanizaciones. En Buenos Aires, donde varios countries y clubes ya solicitan certificados de antecedentes penales a proveedores externos, la práctica se ha extendido, aunque no sin controversias éticas y legales.
En Funes, por ahora, la conversación sigue abierta: entre el afán de sentirse más seguros y el riesgo de institucionalizar la desconfianza. Porque, a veces, la frontera entre la prevención y el prejuicio es tan delgada como la tranquera que la separa.