Mientras los datos oficiales señalan que los costos de la construcción bajaron por segunda vez en lo que va del año, en el terreno se vive una transformación profunda del negocio. Así lo describe Juan Fortuna, dueño y gerente operativo en La Económica, quien no duda en calificar el momento como “la tormenta perfecta” para el sector. “No nos entran más acopios, la venta cayó fuerte y los márgenes se achicaron. Todo está cambiando mucho y muy rápido”, resume.
Un reacomodamiento que no se había visto en décadas
Fortuna, con 25 años en el rubro, sostiene que la baja en los precios no solo responde a la caída de la demanda, sino también a una creciente presión de la importación: “El hierro viene perdiendo fuerza hace rato. Hoy muchos están trayendo hierro directamente del exterior. Si Acindar y las otras fábricas locales no se acomodan, van a tener problemas serios”, advierte.
Lo mismo ocurre con los productos de terminación. “FED y Ferrum están recibiendo el golpe más fuerte. La gente va al precio, y hoy por hoy un inodoro chino puede costar un 25% de lo que cuesta uno nacional. La calidad depende de lo que pagues: en China te hacen de todo, bueno y malo. Pero la diferencia de precio ya cambió las reglas”, explica.
Créditos, tarjetas y “Doña Rosa”
Para los corralones, el panorama actual es doblemente adverso. Por un lado, la caída del volumen: “En abril caímos un 29% respecto a marzo, que fue el mejor mes del trimestre. Hay colegas que reportan bajas del 50%. La gente no compra, espera que siga bajando todo”. Por otro lado, los márgenes: “Con menos ventas, ganamos menos por unidad. Y la fábrica, que antes no aceptaba pagos más allá de 30 días, hoy ofrece 60, 90 o hasta 120 días. Está todo dado vuelta”.
La esperanza está puesta en la reactivación del crédito hipotecario y el uso de tarjetas: “Doña Rosa compra los materiales en cuotas y con el efectivo le paga al albañil que no le hace factura. Por eso necesitamos que bajen las tasas y se expliciten los plazos de financiación”.
El desarrollador, entre la parálisis y el sinceramiento
En paralelo, quienes construyeron con costos más altos hoy enfrentan un serio problema de rentabilidad. “El dólar se planchó en torno a los 1.100 o 1.200 pesos, pero los materiales tienen una inflación acumulada del 120%. Si tenés que terminar una obra hoy, comprás a un costo que no te cierra por ningún lado”, advierte Fortuna. Y agrega: “Muchos van a intentar vender al costo. Otros tendrán que pedirles más plata a los fiduciantes porque no llegan a terminar. Cambió la regla del juego”.
La analogía no tarda en aparecer: “Como dijo Suchovski, cuando baja la marea, te das cuenta quién estaba nadando desnudo. Bueno, eso está pasando ahora”.
¿Y ahora qué?
Pese al cuadro general, Fortuna percibe cierto cambio de clima en los primeros días de mayo. “Hay ruido, y eso ya es algo. Hay gente preguntando, haciendo números, aunque todavía no se concreta mucho”, describe.
Y cierra con una observación clave sobre el contexto macroeconómico: “Yo creo que el gobierno va a anunciar un blanqueo encubierto. Y esa plata, o al menos una parte, va a venir al ladrillo. Porque los volúmenes que se manejan en este sector son muy grandes. Aunque no todo termine en obra, va a haber más plata circulando, y eso es lo que estamos esperando todos”.