“El Estado y los privados deben trabajar juntos o no habrá tierra de calidad para nadie”

El presidente de la Cámara de Urbanizadores volvió de España con modelos concretos para aplicar en la región.

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Martín Weller

En un contexto donde el crecimiento urbano en Santa Fe enfrenta severas limitaciones por la falta de infraestructura básica, la articulación público-privada y la incorporación de soluciones innovadoras se vuelven clave. Así lo entiende el Ing. Martín Weller, socio titular de Grit Desarrollos y presidente de la Cámara de Urbanizadores de la Provincia de Santa Fe (CUPS), entidad que busca profesionalizar una actividad estratégica: la gestión de tierras para urbanizar, con el objetivo de crear comunidades sustentables y de calidad.

En línea con ese propósito, Weller formó parte de una misión empresaria a España que incluyó visitas técnicas y reuniones con desarrolladores, empresas tecnológicas y autoridades gubernamentales. La agenda, organizada por Fundación Libertad, tuvo como eje la búsqueda de soluciones en materia de agua, energía y planificación urbana. Participaron desarrolladores privados de barrios abiertos y cerrados, constructores y representantes de la Secretaría de Aguas y Saneamiento del Gobierno de Santa Fe. A continuación, compartimos un extenso diálogo con el Ing. Weller sobre los aprendizajes del viaje y los desafíos que enfrenta el desarrollo urbano en la provincia.

Viajaron con una agenda centrada en infraestructura, tratamiento de agua y energías renovables. ¿Qué los empujó a buscar respuestas en España? 

La principal preocupación es que tanto el tratamiento del agua como la energía son dos de los desafíos más importantes que tenemos hacia el futuro. Estos temas son cruciales para cualquier empresa o persona que mire el desarrollo y la infraestructura. Participamos de esta comitiva a España porque entendemos que hay una facilidad de idioma y vínculos que nos permite interactuar de manera más sencilla. Además, España, al igual que toda Europa, está en un avance tecnológico constante del que podemos aprender e incorporar tecnologías ya probadas. Aquí, en Argentina, apenas estamos comenzando a implementar algunas de estas soluciones, como las plantas de tratamiento de cloaca tipo MBBR o las plantas híbridas de energía solar, que allá son moneda corriente y acá apenas están en sus primeras etapas.

Visitando plantas como Azud, en Murcia, o Norvento, en Galicia, ¿vieron soluciones que realmente puedan trasladarse al territorio argentino sin grandes adaptaciones?

En el caso de Azud, en Murcia, vimos tecnologías aplicables a todo lo que es tratamiento de agua, desde efluentes hasta ósmosis y ultrafiltración. Son tecnologías que se pueden adaptar perfectamente a nuestra realidad y representan un salto de innovación respecto a lo que venimos usando en la región. Por otro lado, Norvento en Galicia nos mostró soluciones de microredes y plantas híbridas de energía renovable que encajan perfectamente con la escala de nuestros proyectos. España está muy avanzada en renovables, y esta empresa ofrece soluciones a una escala ideal para lo que necesitamos, integrando paneles, baterías y grupos electrógenos a gas. Esto es crucial, porque enfrentamos un déficit de infraestructura impresionante, y necesitamos soluciones innovadoras y sostenibles.

¿Y qué rol está jugando hoy el Estado en este escenario? ¿Hay verdadera articulación entre lo público y lo privado para llevar estas soluciones al territorio?

Los desafíos que tenemos por delante no los soluciona ni el sector privado solo ni el público solo. La clave es la interacción, trabajar en conjunto. Cada uno aporta una visión y unos requerimientos, pero el trabajo debe ser en equipo. No se trata de quién se lleva el protagonismo, sino de poner por delante la necesidad de generar tierra de calidad para el ciudadano. Esto demanda mucha coordinación y esfuerzo. Debemos dejar de lado la discusión sobre si es el sector público o el privado quien lleva la delantera. Tiene que ser un trabajo en equipo, poniendo al ciudadano y al desarrollo sostenible como prioridad. El sector privado está haciendo un gran esfuerzo en desarrollar comunidades integrales, y esa colaboración con el sector público es clave para planificar los barrios a 25 años vista.

En ese sentido, ustedes también mantuvieron un encuentro con el alcalde de Las Rozas, una ciudad que suele citarse como modelo urbano en Europa. ¿Qué aprendizajes se llevaron de esa experiencia?

Uno de los aspectos más inspiradores fue el esquema de junta de compensación. Desde el inicio, se determina cuál es la tierra a desarrollar y se establecen obligaciones y derechos para los propietarios de esa tierra. Esto genera un orden superior al que manejamos aquí. Además, el Estado coordina el desarrollo de infraestructura necesaria, con costos compartidos entre el sector público y los privados. Esto permite un desarrollo planificado y eficiente.
En contraste, en nuestra región todavía no hemos logrado implementar un modelo tan dinámico de planificación. Aquí, cada desarrollo suele enfrentar múltiples obstáculos y tiempos de aprobación largos, lo que hace que la planificación a largo plazo sea más complicada.

Otro eje de la agenda fue la innovación en construcción, especialmente la industrialización de viviendas. ¿Qué impresión te dejó la visita a Modular Home?

La visita a la empresa de Modular Home nos mostró un sistema de casas modulares que es muy interesante. En Argentina hay una tendencia hacia la industrialización de las viviendas, pero hay que trabajar mucho en costos y en posibles barreras regulatorias. Es un modelo prometedor, pero aún hay desafíos que resolver para que sea una opción viable y accesible a gran escala.

Para cerrar, si tuvieras que señalar un freno estructural hoy al desarrollo urbano sustentable en Santa Fe, ¿cuál sería?

El principal obstáculo es la burocracia. El afán de generar un ordenamiento territorial ordenado está llevando a que la burocracia impida el desarrollo de calidad. Las múltiples trabas hacen que, al buscar escala, muchos desarrolladores terminen optando por proyectos más pequeños y simples, financieramente manejables. Esto encarece el acceso a la tierra para el consumidor final y limita el potencial de crecimiento.
El desafío está en lograr un desarrollo de calidad, generando comunidad y complementos educativos, comerciales y culturales, y eso solo se logra con una planificación a largo plazo, mancomunada, y respetando el rol del sector privado, que es fundamental en este proceso.



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