Por Nicolás Aramendi
¿Por qué, modestamente, entiendo que la Coalición y, particularmente, el Partido Nacional, perdió las elecciones en términos de Comunicación? Porque solo con mostrar gestión no alcanza para ganar; la política necesita transmitir emoción, sentimientos, épica. En definitiva, tocar fibras. La gestión es tangible: un puente, una ruta, una escuela, un dato de inflación o de rapiñas. Números, estadísticas, guarismos, porcentajes, comparaciones, variaciones: como quieran llamarlo, pero únicamente datos. ¿Sirven? ¡Claro! Pero hoy necesitan de un intangible para dar batalla.
¿Qué tienen las izquierdas en común? O ¿en qué son muy buenas las izquierdas en general? En construir relatos con finales felices. Impracticables, desde ya, desde mi punto de vista. ¡Pero qué importa! O ¿acaso los cuentos de hadas, duendes y príncipes son reales? ¿Quién no se ilusionó, alguna vez, con esas fábulas? Eso mismo transmite la izquierda: ilusión. De corto plazo, claro, pero ilusión al fin. Y eso es lo que no construyó la Coalición.
La oportunidad para el Partido Nacional era complementar la gestión -para mi gusto, muy buena- con un relato propio; un intangible real, no de fábula, que reforzara o ensalzara la administración actual. Y las herramientas las tenían.
Estoy convencido que Lacalle Pou hubiera ganado esta elección, si se hubiera podido presentar. Porque ¿qué tiene Lacalle Pou que no tiene Delgado, pese a que ambos comparten gestión por ser presidente y mano derecha del presidente? Épica discursiva.
El leit motiv de la oratoria del presidente Lacalle Pou, en estos 5 años, fue la #libertad. De hecho, casi que patentó en Uruguay el concepto de libertad responsable, término al que, incluso, apeló en la 76° Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, en septiembre de 2023, cuando exhortó a los países miembro a practicar la “libertad responsable internacional”.
Ése, creo, debió ser el centro del eslogan electoral. Porque: ¿quién no quiere vivir en libertad? Pero el comando electoral del oficialismo se inclinó por #ReelegíUnBuenGobierno: gestión, gestión y gestión; con algo, además, de altanería, porque si es un buen o mal gobierno lo debería decir o decidir el ciudadano, no el propio partido de gobierno. En resumen, faltó relato de un lado y sobró del otro. ¿Conclusión? La del título: relato mató gestión. Hasta el 2029.