El Día de la Marmota

El Día de la Marmota es una película en la cual un periodista se despierta todos los días en el mismo día. Lo malo de esto es que todos los días son un calco del anterior. Argentina es una experiencia similar.

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Por Nuria Susmel

Economista de FIEL

Con una idea que ya generó se usó y que generó problemas, el gobierno manda al Congreso una propuesta de reforma de Impuesto a las Ganancias. Los reclamos referidos al Impuesto a las Ganancias se vienen repitiendo desde hace ya casi veinte años. El origen se basa principalmente en que durante los primeros años del milenio los ajustes realizados en el mínimo no imponible fueron menores a los ajustes en los salarios, lo cual fue provocando que el salario al cual se pasaba a la categoría de contribuyente fuera cada vez más bajo, alcanzando a cada vez más trabajadores. Pero los insuficientes ajustes del mínimo no imponible no fueron el único problema. Desde 2001 y hasta el año 2016, los tramos de ganancias se mantuvieron constantes en términos nominales, lo que llevó a que pasar a una escala superior requiriera cada vez un incremento del salario cada vez menor, ínfimo el último año, lo que en consecuencia terminó con que la tasa promedio que pagaba el trabajador era cada vez mayor. En números concretos, mientras que en 2001 el mínimo no imponible de un trabajador soltero era 2,3 veces el salario promedio formal, en el año 2016 era 1,6; y mientras que para ser alcanzado por la tasa máxima (35%) se requerían 12.2 veces el salario promedio formal en 2001, en 2016 un salario de menos del doble del promedio (1,9) ya se encontraba alcanzado por la alícuota marginal más alta. Recién en 2017, se ajustaron las escalas del Impuesto a las Ganancias, pero con un ajuste se podría decir “tibio”: se agregaron más tramos -de siete tramos se pasó a nueve-, se estableció una tasa inicial más baja -anteriormente el primer tramo tributaba 9% y luego 5%-, y la escala en los primeros tramos se duplicó -cuando entre 2001 y 2017, los precios habían crecido veintidós veces. Más que “tibio”, en realidad. Pero antes de la reforma de 2017, el nivel de impacto sobre los salarios llegó a tal extremo que se había buscado en 2013 una solución creativa, que es la que hoy se pretende replicar: fijar un nivel de ingreso por abajo del cual se exime del pago de ganancias. No es que se eleva mínimo no imponible (¿o sí?), es decir no se fija un nivel sobre el cual se empiezan a aplicar las escalas. Las escalas quedan fijas, pero si el salario bruto de un trabajador es menor a 150 mil pesos, está eximido del pago -10 veces más que en la reforma de 2013-. Para quien tenga un salario entre 150 y 173 mil, el Poder Ejecutivo puede aumentar la deducción especial, lo que -dada la experiencia anterior- significaría un aumento de 20% el umbral.

De esta forma, el mínimo no imponible pasó a ser 1,9 salarios medios, curiosamente el mismo nivel que la vez anterior y alivia sobre manera a todo quien tiene salarios inferiores a ese piso ya que, por ejemplo, un trabajador soltero con un salario de 149999 mil pesos tributaba una tasa media de casi el 7% De todos modos, el ajuste deja muchos problemas sin resolver -el achatamiento de las escalas, por ejemplo y además suma nuevas distorsiones. Para ejemplificar, de no aplicarse la reducción a quienes cobran entre 150 y 173 mil, el trabajador que supera el mínimo no imponible de 150 mil pasaría a pagar impuesto, no sobre el marginal sino por todo el monto imponible, es decir quién gana un peso más que 150 mil pasa a tributar el 13% en promedio y por lo tanto termina con un ingreso disponible menor que quien tiene un salario sólo 2 pesos menos. Buen incentivo para trabajar menos o bien sub-declarar ingresos para estar en el tramo exento. O sea, excelente medida para una economía que necesita menos informalidad. Para todo quien tenga un salario mayor no hay cambios. El paso de una escala a otra requiere de aumentos pequeños de salarios y de no pagar nada (150 mil pesos) a estar alcanzado por la tasa máxima, se requiere un aumento de sólo el 14% para un trabajador soltero. Nuevamente se trata de solucionar un problema generando otros problemas que, seguramente, serán solucionados con más problemas. No por querer spoilear una película que seguramente todo el mundo vio, es que Phil (así se llama el personaje) logra salir del Día de la Marmota cuando empieza a hacer las cosas bien. ¿Podrá Argentina salir del Día de la Marmota alguna vez?

 

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