Los laboratorios de diagnóstico clínico ocupan desde los inicios de la pandemia, el epicentro de la lucha global contra el Covid-19. Son el primer eslabón de una compleja cadena de acciones, que se inicia con la detección del contagio, información imprescindible para marcar el norte de las políticas públicas a implementar.
Casi a modo premonitorio, en su perfil institucional, CIBIC destaca dos valores que hoy toman especial relevancia: la innovación, como desafío de lo pre-establecido y el compromiso de cumplir con lo pactado, aún en circunstancias desfavorables.
Por trayectoria y escala, el laboratorio de diagnóstico clínico, lidera esa primera línea de batalla, encabezada por su Director, el Bioquímico Fabián Fay, quien nos ayuda a “metabolizar” los cambios estructurales que subyacen tras el inédito fenómeno.
¿Qué primer análisis se puede hacer a partir del “vórtice científico y tecnológico” vivido en el mundo sanitario a partir del Covid 19?
Hay diferentes planos respecto a cómo responder a esta nueva realidad. Hay cambios tecnológicos respecto de la digitalización de los procesos en la interacción con los pacientes – acceso información, a resultados, a cobertura de su financiador-. Otro plano es el tecnológico, específico del laboratorio, las nuevas tecnologías que están siendo desarrolladas para mejorar la rapidez y la disponibilidad de los resultados en lo que se llama “turnaround time” o tiempo de respuesta de los resultados. Por último hay otro plano más holístico que pretende migrar del concepto de ir a buscar una enfermedad para ver cómo tratarla, a buscar la manera de prevenirla, enfatizando el estado de bienestar de la persona.
¿En este último enfoque se han logrado avances?
Esto no es tema argentino, es a nivel mundial, y diría que hemos sido bastante ineficaces en prevenir y predecir el desarrollo de enfermedades. No estamos siendo exitosos en la cura, sino que alargamos el tiempo de vida de la gente pero no su calidad de vida de ese tiempo.
¿Están trabajando para corregir ese déficit?
A nivel local desarrollamos entre los laboratorios CIBIC y Bioceres una alianza estratégica generando Héritas, una empresa local enfocada en el desarrollo de la genómica clínica. Desde allí vemos cómo ir generando información predictiva y preventiva en las personas jóvenes que a través de cambios en su forma de vida, hagan que vivan más tiempo pero con calidad.
¿La pandemia ayudó a una toma de conciencia sobre los cuidados de la salud? Me refiero a la responsabilidad individual de conductas, de estilos de vida más saludables.
Efectivamente se vió mucho en el contexto de la pandemia la importancia de estar sano, de la diferencia del que fuma o no fuma, del que tiene vitamina D o no, del que está en peso o sobrepeso. Es clave generar contenidos para la gente que le permita tomar control sobre algunas variables de su vida.
Se vió mucho en el contexto de la pandemia la importancia de estar sano
En la diaria lo que hacemos es estar cada día más cerca de la gente, con nuevos centros de atención. Abrimos en Alberdi, en el shopping del Alto con el Grupo Oroño, en la esquina donde está el COT, 9 de julio y Richieri. En Funes ya estamos viendo niveles de saturación en nuestro Cibic de Ruta 9 y Galindo, con lo cual estamos abriendo un nuevo espacio en el área comercial del Barrio Vida, que estará operativo, estimo, para el 2022.
Estamos abriendo un nuevo espacio en el área comercial del Barrio Vida, que estará operativo, estimo, para el 2022
También estamos enfocados en el servicio de extracción a domicilio, que creció muchísimo. En niveles pre pandemia hacíamos 400 domicilios por mes ahora entre 4000 y 5000. Es un modo de facilitar el acceso al servicio de manera más segura.
¿Seguiremos mucho más tiempo con este nivel de contagio?
Puede ser que a fin de año esté un poco mejor
¿Cuándo “baje el agua” encontraremos más gente apegada al diagnóstico, a los cuidados de su salud como recién mencionamos?
Entre el 70 y 80 % de las decisiones médicas están dirigidas a través del diagnóstico originalmente bioquímico, hoy bioquímico y molecular .Creo que hay varias cosas que pueden cambiar en la post pandemia, esperemos que la gente tome más conciencia de la importancia de tener buena salud.
¿Cuánto hay de revolución científica y cuánto de tecnológica a partir de lo que estamos viviendo?
Hay dos aspectos importantes que en Latinoamérica son complejos, lo que nos pasó mucho en pandemia es que el acceso a internet, que lo damos por hecho, en América Latina, Argentina por supuesto incluida, no es tan así.
Hicimos programas con empresas que tenían sucursales en lugares más alejados de las grandes ciudades y no teníamos forma de hacer una teleconsulta con el personal que eventualmente podría estar en riesgo, no podíamos revisar un proceso por no tener acceso a internet. Internet cuando no es universal ya te segmenta en dos poblaciones.
La segunda complejidad es que no tenemos estandarización de datos, al no tener datos estándares tampoco hay estadísticas.
¿Por ejemplo?
Por ejemplo cómo estandarizamos un diagnóstico, no todos usamos los mismos códigos. Cómo le ponemos las unidades a un análisis o a una resonancia, no hay una universalización como la que se hace en Estados Unidos donde lleves a donde lleves tu historia clínica es intercambiable en forma automática. Cualquier médico se la baja en un software y sabe que lo que vos mediste en Miami, Los Ángeles o Nueva York, se hizo con un método estandarizado. Cuando no tenés eso se hace muy difícil. Hacer estadísticas de peso son parte de los desafíos de Argentina.
¿Hay déficit de bioquímicos?
Rosario tiene una muy buena generación de profesionales. Hubo un tiempo en que se generaron muchos más biotecnólogos, de hecho reciclamos biotecnólogos hacia la parte de salud. Tenemos un ecosistema entre universidades, empresas biotecnológicas, el Conicet y empresas que usamos esos recursos que es de lo mejor de Argentina. Hoy el mayor déficit en salud no tiene que ver tanto con los recursos específicos de salud sino con la tecnología, específicamente con la tecnología informática, con el análisis de datos que generas en salud.
Hoy el mayor déficit en salud no tiene que ver tanto con los recursos específicos de salud sino con la tecnología