Ante el claro apetito inversor de argentinos por desembarcar en el mercado del real estate de Uruguay, tentados por rentas que superan el 5% y leyes que establecen exenciones impositivas, la empresa Giambroni Desarrollos Inmobiliarios lleva adelante una serie de proyectos en barrios no convencionales de Montevideo, con los que se lanza a captar potenciales capitales locales.
“Busco lugares que no sean comunes, porque el Centro y el Cordón se están agotando; ya hay demasiados desarrollos, por lo que competís contra 20 proyectos al mismo tiempo y terminás llevando al inversor a que compre productos que sabés que no lo van a vender”, explicó Luis Giambroni a El Occidental y agregó: “Yo podría desarrollar tranquilamente en el Centro, pero cuando el inversor quiera vender, se va a encontrar con que el precio bajó y que va a demorar en vender porque hay mucha oferta”.
El empresario -de vasta trayectoria en real estate, mentoreado por reconocidos profesionales como Vito Atijas o Javier Fisher- y fundador
de la comunidad inmobiliaria Opciones (hoy con más de 300 asociadas) subrayó que se trata de “barrios consolidados, pero que no bajan de valor, sino que se mantienen o van subiendo porque hay muy pocos emprendimientos”, señaló.
Concretamente, los emprendimientos que impulsa Giambroni en Montevideo constan de entre 3 y 11 niveles de altura y de entre 1.000 y 5.000 m2, ubicados en zonas cotizadas de la capital uruguaya como Carrasco, Malvín, Parque Rodó, Parque Batlle y Prado. Son desarrollos que disponen principalmente de departamentos de uno y dos dormitorios, y con muy pocos monoambientes, considerando que este tipo de unidades “no tienen buena reventa ni dinámica de alquiler” en Uruguay. A su vez, cuentan con escasas amenidades (laundry, parrillero y área verde) porque, subrayó, “la gente no quiere pagar expensas”.
En ese sentido, apuntó que son proyectos que apuntan, mayoritariamente, a un público joven, que “generalmente no se queda en el condominio, sino que opta más por asistir a un club”. De hecho, el desarrollo planteado para Carrasco es un edificio premium triple A, cuyo lote se emplaza, literalmente, frente a la playa. “Buscamos que sean departamentos cómodos y amplios, con cocheras y cercanos a lugares de esparcimiento, porque capaz que los gastos comunes con gimnasio, pileta y demás se te van a entre 6.000 y 10.000 pesos (uruguayos), cuando un club sale 3.000 pesos”, ejemplificó Giambroni.
COMERCIALIZACIÓN
Tanto en M2 Carrasco (Rambla Tomás Berreta 1573) como en M1 Prado (Joaquín Suárez 3062) prevén iniciar obras en junio de 2023. Los valores de las unidades inician en US$ 900.000 para Carrasco (donde el precio tentativo de alquiler ronda entre US$ 3.500 y US$ 4.000) y US$ 98.600 en Prado. La venta para los desarrollos de Carrasco (colocado el 20%) y el Prado (colocado el 50%), se estructura de la siguiente manera: 5% de seña, 25% en la firma del compromiso compra-venta 25% y saldo en cuotas durante la obra: Carrasco está planteada en 16 meses, por ejemplo, mientras que otros proyectos alcanzan los 24 meses, dependiendo el tamaño. Giambroni ponderó que, además de la financiación, “hay descuentos muy importantes” para la compra al contado.
A su vez, el empresario uruguayo resaltó las exoneraciones fiscales que se brindan a inversores extranjeros en el impuesto al patrimonio (2%) y en el impuesto a las ganancias (10,5%) durante 10 años. “Con lo que te ahorrás de impuestos, en 10 años desquitás la inversión en el departamento. Es todo ganancia, porque tampoco pagás Impuesto a las Ganancias cuando vendés. Esta ley es muy buena para el inversor argentino”, concluyó Giambroni, quien resaltó que los proyectos ofrecidos estiman una rentabilidad anual de entre el 5 y el 6%.