El ramal del Acueducto Gran Rosario, para abastecer de agua potable a las localidades de Funes e Ibarlucea, se encuentra desde su instancia primaria en una virtual parálisis.
Si bien los anuncios simplificados de la dirigencia política hablan del ducto que fue licitado en noviembre del 2022, en rigor, para efectivizar el suministro de agua a las citadas localidades se requiere de dos obras previas fundamentales: la ampliación de la planta potabilizadora de Granadero Baigorria y la obra de conducción que lleva el fluido hasta la cisterna de Provincias Unidas y avenida Circunvalación. Permitiendo luego el rebombeo para toda la zona oeste de Rosario, donde entra en juego la tercera etapa con la construcción de los tan anunciados “ramales Funes-Ibarlucea”.
A la fecha, las tres etapas fueron licitadas, pero solo la primera, que involucra la ampliación de la planta, se ejecuta a paso lento, habiendo avanzado tan solo el 17%.
En tanto, las licitaciones correspondientes al ducto que lleva el agua hasta la cisterna y a la construcción de los ramales Funes – Ibarlucea se encuentran “caídas” producto de la crisis económica con inflación irrefrenable y cajas públicas vacías.
El cuadro de situación amerita poner blanco sobre negro el estado actual de la obra tantas veces anunciada, para dejar en claro que el cambio de paradigma que se viene a partir del 11 de diciembre no tiene conexión con la mala praxis del actual gobierno.
“Más allá de cómo se encare la obra pública a partir del 11 de diciembre, los anuncios sobre la ampliación del acueducto y la solución del agua para la región oeste del Gran Rosario nunca tuvieron sustento, teniendo en cuenta el contexto en el que se lanzaron las licitaciones”, reconocen en voz baja dirigentes de largo recorrido en la administración provincial.
Con este escenario, la región continúa creciendo y encarando urbanizaciones cuya provisión de agua se asegura a través de plantas de ósmosis inversa.
En el caso puntual de Funes, la zona más afectada es el casco histórico y barrios circundantes conectados a la antigua agua de red, cuyo volumen y presión se encuentran en progresivo deterioro.