El edificio con mármoles oscuros y gran superficie vidriada, en la dirección de Boulevard Azucena Villaflor 435, justo en el apogeo del barrio porteño de Puerto Madero, allí funcionaron desde 2005 las oficinas locales de DaimlerChrysler Argentina. Aunque la armonía duró poco tiempo, para el público era el espacio de Mercedes Benz.
Apenas dos años después, tras el desmembramiento de la fusión, Mercedes-Benz mantuvo como inquilinas a las marcas que ya no le pertenecían: Jeep, Dodge, Chrysler y Ram. En el enorme y luminoso showroom de la planta baja incluso se llegaron a realizar eventos para clientes y fanáticos de Pagani Automobili, con la presencia del constructor argentino Horacio Pagani y uno de sus Zonda F con motor AMG.
Esta historia viene a cuento porque ahora, precisamente ese emblemático edificio que impulsó el glamour de Puerto Madero hace 20 años, se está reconfigurando como espacio de viviendas en altura, con departamentos de lujo para inversores o familias que tengan el sueño de vivir en uno de los mejores lugares de la Argentina. “Me voy a vivir a la torre de Mercedes Benz”, suena lindo como para alardear entre amigos, aunque el Grupo DaimlerChrysler tuvo una vida igual de efímera que a nivel mundial, en nuestro país.
Sin embargo, desde 2019 ese edificio ya no tiene ninguna relación con los autos. Las oficinas de Mercedes-Benz se mudaron a Munro, todas las marcas de la ex Chrysler ahora operan bajo Stellantis en la Torre Boston de Retiro y hasta la icónica estatua de Juan Manuel Fangio se mudó a los Bosques de Palermo.
La imponente estructura vidriada de oficinas ahora está siendo desarrollada como una torre para viviendas. Los luminosos pisos donde operaron varias marcas de autos serán reciclados como departamentos de lujo, con una ubicación envidiable y una cochera subterránea donde se guardaron algunos de los vehículos más exclusivos de la Argentina.
El valor histórico
Entre los años 1997 y 2008, la automotriz DaimlerChrysler protagonizó una de las fusiones más creativas -pero al mismo tiempo polémicas- de la industria automotriz mundial. El gigante alemán Mercedes-Benz compró las acciones de la emblemática firma de Detroit para pisar con fuerza en el mercado Norteamericano, pero también para diversificar y amortizar sus inversiones en nuevas líneas de productos.
De esa alianza nacieron varios modelos con plataformas y mecánicas compartidas, una estrategia que era toda una novedad en esa época: así surgieron los Mercedes-Benz SLK – Chrysler Crossfire, Jeep Grand Cherokee – Mercedes-Benz Clase M y Mercedes-Benz Clase E – Chrysler 300C. En algunos casos se aplicó de manera directa la estrategia del «rebadge«, como fue el caso de la Dodge/Mercedes-Benz Sprinter.
Sin embargo, la influencia alemana dentro de Daimler-Chrysler comenzó a despertar los resquemores de los accionistas norteamericanos, quienes en 2007 negociaron la disolución de la fusión para lograr la independencia de Chrysler. Fue una movida catastrófica: sin el apoyo de Mercedes-Benz, Chrysler quebró al poco tiempo y tuvo que ser rescatada por el Gobierno de Estados Unidos. La empresa quedó servida en bandeja -prácticamente fundida- para ser comprada por Sergio Marchionne, a nombre de Fiat: fue el nacimiento del Grupo Fiat Chrysler Automobiles, el paso previo al actual Grupo Stellantis.
Quién no giró su mirada cuando pasó por ahí, siempre había alguna exhibición que llamaba la atención, cómo no mirar esos autos de alta gama que supieron atraer las compras más costosas de la Argentina de principio de este siglo. Pues bien, actualmente ese mismo lugar atrae la atención de quienes quieren cumplir el deseo de vivir en el corazón de Puerto Madero, o bien de obtener la renta más alta en materia de alquiler, por un departamento de lujo que seguramente será requerido por los ejecutivos y Ceos de empresas que necesiten instalarse con todos los servicios y la mejor ubicación estratégica para trabajar en la capital del país.