La comparación entre construcción en seco y tradicional dejó de ser solo técnica para convertirse en una decisión estratégica, sobre todo a la hora de encarar proyectos comerciales de mediana o gran escala. Leandro Meneguzzi, constructor con base en Funes y amplia experiencia en obras no tradicionales, lo resume así: “Todo depende del proyecto, pero hay múltiples ventajas que exceden lo económico”.
Según publicaciones especializadas, la construcción en seco viene ganando terreno frente al sistema tradicional por su eficiencia en tiempo, limpieza, aprovechamiento de espacios y menor requerimiento de mano de obra. Frente al encarecimiento constante del costo de construir, se convierte en una opción cada vez más evaluada por inversores y desarrolladores.
Ventajas que suman
“Las construcciones en seco reducen los tiempos de ejecución y la mano de obra. Prácticamente no hay desperdicios, el proceso es más limpio y rápido, se aprovechan mejor los espacios y es duradero. Por ejemplo, en salones con grandes superficies, resulta más ventajoso que la construcción tradicional. En superficies menores, en cambio, los costos por m² pueden elevarse por los servicios a instalar”, explicó Meneguzzi.
Además, se trata de un sistema que facilita futuras modificaciones o ampliaciones, permite incorporar materiales reciclables y tiene un menor impacto ambiental.
Comparar para decidir
Los números ayudan a clarificar el panorama: según Zonaprop, el costo de construcción acumuló un alza del 98% desde octubre de 2023. En ese contexto inflacionario, la construcción en seco se presenta como alternativa atractiva. Meneguzzi detalla que, en promedio, este sistema es entre un 12% y un 15% más económico que el tradicional, no solo por el menor uso de materiales húmedos, sino por la eficiencia global del proceso.
Mientras construir un metro cuadrado de buena calidad por el método tradicional ronda los U$S 1.400 + IVA, en seco el costo baja a aproximadamente U$S 1.200 + IVA. La diferencia está, entre otras cosas, en la menor participación de la mano de obra (30-40% del total de costos, frente al 50% en la construcción tradicional), y en un uso más optimizado de los materiales.
Tiempo, espacio y previsibilidad
“El tiempo es dinero”, sintetiza Meneguzzi. Y el ahorro en tiempo es sustancial: se estima entre un 25% y un 40% menos de duración en comparación con una obra tradicional, dado que no requiere secado de mezclas ni uso de agua en el proceso constructivo.
A eso se suma una ventaja espacial concreta: como las paredes en seco tienen un espesor de 14-15 cm, frente a los 35-45 cm de la tradicional, hay más superficie útil disponible, sin resignar aislación ni resistencia. Es decir, por la misma superficie edificable, se obtiene más metros habitables o comerciales.
Además, al ser una obra rápida, la inflación impacta menos, lo que otorga mayor previsibilidad a quienes financian la construcción. También se reduce significativamente la aparición de humedad, uno de los grandes problemas de las obras convencionales.
Demanda creciente en Funes
Con su firma “Meneguzzi, proyectos y obras”, Leandro —conocido como “El Torito” en Funes— cuenta que lleva más de 20 años trabajando con construcción en seco, 15 de ellos enfocado en estructuras metálicas y, desde hace seis, liderando su propia empresa con base en la ciudad. “Hay mucha demanda de este tipo de obras para locales comerciales. Es un sistema que permite renovar, ampliar y adaptar con rapidez, y eso es clave para una actividad económica que crece”, afirmó.
En un entorno donde cada decisión de inversión debe contemplar costo, tiempo, previsibilidad y sustentabilidad, la construcción en seco se posiciona como una alternativa sólida, versátil y cada vez más valorada.