En los últimos meses se ha publicado un sinnúmero de notas a partir del decreto provincial que ordenó la paralización de obras en Estancia Damfield junto con la revisión de otros desarrollos.
El caudal de información jurídica y trascendidos mediáticos terminaron generando mucha confusión en la comunidad de la región, donde se sabe, los mismos vecinos de la zona continúan apostando por la compra de nuevas tierras revalorizadas con el auge de los hábitat verdes.
Sin entrar en la complejidad de tecnicismos que tapan el problema de fondo, el caso Damfield alerta sobre la Inseguridad Jurídica y el consecuente freno de inversiones que generan este tipo de medidas.
El enojo de propietarios de lotes en Estancia Damfied por la tajante decisión provincial, condimentada, en ocasiones, por la animocidad de algunos medios, llevó a varios compradores a evaluar acciones judiciales ante el gobierno provincial para recuperar sus derechos adquiridos, que fueron, según consideran, bien otorgados.
“No estamos sobre terrenos expropiados como se dijo, ni tampoco hemos comprado en la Reserva San Jorge. Los campos son privados y han sido correctamente escriturados”, confiaron a esta redacción.
Como ya es de público conocimiento, quien ya tomó cartas en el asunto, es el Juzgado Federal 1 de Rosario, dejando sin efecto el decreto 902 y la resolución 1130, devolviendo los derechos adquiridos tanto para el desarrollo inmobiliario como para el complejo deportivo
Según el magistrado, Gastón Salmain, en las “fracciones de terreno donde se emplaza el desarrollo inmobiliario Estancia Damfield Funes, no rige una prohibición absoluta de urbanización y/o ejecución de obras civiles de conformidad a las leyes provinciales 11.730 y 13.246 y Resolución del Ministerio de Infraestructura y Transporte Num 736/2016”. Ratificando que el certificado 1 otorga la viabilidad técnica y que las medidas de atenuación se ajustan a los recaudos legales exigidos considerando a la certificación obtenida por Damfield como un derecho adquirido.
OTRO DESARROLLADOR DE PESO METE EL FRENO A INVERSIONES
Si bien la real dimensión del daño que este tipo de episodios generan en el tejido productivo es prematuro aún para cuantificar, la decisión de otra prestigiosa desarrolladora de poner freno a todas sus inversiones proyectadas para el año próximo, no es un dato para dejar escapar.
También alcanzada por la revisión provincial, pero en menor medida, sin tener un solo m2 del predio en cuestión a la venta, la decisión de la firma es finalizar con todos los compromisos asumidos y dar de baja los futuros proyectos en la provincia.
El desconcierto de grandes actores del desarrollismo santafecino es grande. Y en la lógica empresaria, el hombre de negocios odia polemizar con funcionarios.
Le gusta participar en mesas de diálogo donde se discutan nuevas normativas y es generoso en el aporte de recursos humanos técnicos para abordar de un modo profesional las nuevas leyes que los regulen. Pero ante cambios intespestivos de las reglas establecidas, se retira para resguardar su capital.
Sabe que su costo de oportunidad es alto, todo tiempo desperdiciado en luchas intestinas con el estado, mientras su dinero está frenado sin producir, es una pérdida que solo él absorbe, y acomoda su norte hacia un horizonte que lo estimule.
La competencia entre las provincias para atraer inversiones a partir de la “era Milei” será más encarnizada que nunca. Sin recursos del estado nacional, la llegada de nuevos capitales que amplíen la base tributaria y financien en parte la obra pública, será la savia que haga florecer el crecimiento.
El territorio que ofrezca normativas claras, técnica y económicamente viables, será una ventana de oportunidad por donde fluyan las inversiones. “Pedir que financiemos cloacas en un campo loteado para casas de fin de semana es un despropósito”, es la objeción de un empresario contrariado que cabe como ejemplo.
Rio Negro, Chubut, Mendoza, San Juan, Salta y Córdoba, han comprendido rápidamente la nueva lógica.
La inseguridad jurídica de la mano de la saña mediática ahuyenta la inversión hacia otros ecosistemas amigables con los negocios y hoy no hace falta cruzar el charco para encontrarlos.