En las últimas horas, la noticia del intento de desembarco de la mega feria La Salada tomó fuerza regional. Sin dar precisiones exactas del lugar, se sabe que Jorge Castillo, coordinador general de la cuestionada feria bonaerense tiene en vista terrenos en la jurisdicción de Roldán.
La situación para Castillo y el propietario de la tierra elegida no sería tan simple como firmar un boleto de compra venta o alquiler de un predio. El tema no es sólo cuestión de plata -más en este caso donde se sabe que sobra-, el marco normativo vigente sería el gran obstáculo a vencer. Concretamente la Ley de Grandes Superficies Comerciales de Santa Fe, para ser más exactos con su nombre: “Régimen Legal para grandes superficies comerciales en la provincia de Santa Fe” estable en su artículo primero que: “ Se encuentran sujetas al régimen establecido por la presente ley, la habilitación, instalación, ampliación, modificación, transferencias, traslados, cambios de rubros y funcionamiento de las grandes superficies comerciales, cualquiera sea la denominación que adopten (autoservicios, tiendas de descuentos, supermercados, hipermercados, megamercados, o las que en el futuro las sustituyan), en los rubros de comercialización, elaboración y venta de productos. Estos establecimientos deberán observar las pautas de comercialización que se establecen en el presente, sin perjuicio de las facultades que se le reconoce por ésta y por el resto de la legislación pertinente a los municipios para intervenir sobre la materia de lealtad comercial, defensa de la competencia y de los consumidores”.
Precisamente La Salada encaja dentro de los formatos comerciales contemplados en el régimen provincial, normativa que reconoce además la facultad de los municipios para intervenir en el establecimiento o no de estos megamercados.
Cabe preguntarse ahora si el Gobernador Omar Perotti y el Intendente de Roldán, José Pedretti, estarían dispuestos a dar luz verde a tan controvertida feria. La decisión sería mucho más fácil si se tratara de la apertura de una tienda nacional o de capitales extranjeros, pero en la Argentina de la incertidumbre y la inflación, condiciones nada amigables para la inversión, las “Falabellas” no llegarán tan fácilmente.
Años atrás, la ciudad de Rosario habilitó el outlet Paseo del Bosque, emprendimiento que debió ser sometido a las exigencias de la normativa provincial, un antecedente que dista muchísimo de la presente situación.
En un país con casi la mitad de su población bajo la línea de la pobreza, los negocios que florecen son justamente “Las Saladas”, tiendas que comercializan artículos falsificados, confeccionados en talleres donde trabaja personal en condisiones de esclavitud. Un costo político exponenciado en tiempos electorales.