“El clima está raro”, advierte el empresario Ezequiel Messineo, iniciando el análisis del desarrollo de obras particulares en Funes, enfocadas en los proyectos de casas familiares para consumo final.
“No tengo el dato preciso de los permisos de obra, sí te puedo hablar de lo que se vive en el mostrador. La gente está acopiando pero no se ve tanta construcción en la calle, es decir, la brecha entre el momento de acopio y el de construcción se amplió”.
La brecha entre el momento de acopio y el de construcción se amplió
El motivo del “parate” no responde a la estacionalidad del sector: “mayo y junio no son meses bajos de construcción, son períodos ‘medios’, el pico se da llegando a octubre y noviembre, mientras que los meses bajos son diciembre, enero y febrero, con lo cual la ampliación de la brecha responde a otras situaciones”.
Según el sitio especializado Reporte Inmobiliario, en 7 meses prácticamente se licuaron los beneficios que obtenían los ahorristas en dólares billetes debido al fuerte incremento de costos en pesos, sumados a un dólar con cotización estable. En este sentido, Messineo aportó: “Muchos materiales sufrieron un considerable incremento producto de su retraso frente a la inflación, se podría decir que ya se acomodaron y que las próximas subas no se darán en esta magnitud. El último incremento fuerte que recibimos hace 15 días fue el de la arena con una suba del 30%”.
El último incremento fuerte que recibimos hace 15 días fue el de la arena con una suba del 30%
En cuanto a la pintura, otro segmento que domina su empresa familiar a través de la franquicia Pinturerías del Centro, explicó: “los aumentos importantes de pintura llegan en alta temporada a partir de julio, pero la gente no está acostumbrada a acopiar como lo hacen las empresas constructoras cuyos costos están ya proyectados”.
Los arquitectos son otra voz autorizada, su trabajo de campo aporta una mirada territorial al pulso constructivo de la ciudad: “El tenedor de dólares en el último año se vió afectado por esta relativa estabilidad del paralelo. Los metros cuadrados que se construían el año pasado con 600 dólares hoy cuestan 750 dólares. El ritmo de obra se frenó a la espera de un repunte de la divisa”, analizó el Arq Franco Lastra, añorando aquel pico constructivo en tiempos de pandemia que desbordó a esa profesión de trabajo.
El tenedor de dólares en el último año se vió afectado por esta relativa estabilidad del paralelo. Los metros cuadrados que se construían el año pasado con 600 dólares hoy cuestan 750 dólares.
Sobre la evolución de los costos de mano de obra, un componente sensible al impacto inflacionario, Lastra advirtió una fuerte disparidad de valores a la hora de presupuestar un trabajo: “por el mismo trabajo me han pasado presupuestos con diferencias de hasta un 100%. Más allá que hay una escala de precios que tiene que ver con recursos más o menos calificados en un mercado donde hay mucha informalidad, noto desconcierto porque ellos tampoco tienen precios de referencia. Muchas veces hasta me preguntan si me parece bien lo que me presupuestan, esperando una aprobación”.
El futuro cercano del dólar
Para muchos economistas las “vacaciones del dólar” se terminan pronto. Desde IDESA, el instituto de estudios económicos que dirige Jorge Colina, la relativa tranquilidad que se viene observando en el tipo de cambio está relacionada con una mayor oferta transitoria de dólares de la cosecha, que se da entre abril y agosto, y no con un ordenamiento fiscal y monetario o una mejora en la confianza. Alertando que al inicio del segundo semestre del año, cuando el ritmo de liquidación de exportaciones vuelve a descender y frente a un panorama más complicado para el cumplimiento de las metas con el FMI, esta situación podría dar fin a las operaciones de especulación financiera de los últimos meses y desembocar en el inicio de una nueva y potente escalada cambiaria, acompañada e impulsada por elevada inflación y emisión monetaria.
Lejos de la sofisticación de los análisis macro, solo con el entrenado instinto de supervivencia que se desarrolla en Argentina, los tenedores de lotes, especialmente de barrios abiertos, de perfil socioeconómico medio, están a la espera del nuevo salto del blue.