Está bien que sigan reproduciéndose las barbaridades de Alberto Fernández. En Argentina, todos los que tenemos espíritu republicano debemos respetar una consigna sabia: cuando un peronista cae, se lo patea en el piso. Así se defiende a la civilización y se da pelea a la barbarie. Por lo tanto, hay que seguir esperando audios y videos que los sigan arrastrando en el fango, que es el lugar donde ellos han colocado a la Argentina. Y seguiremos riéndonos de las meretrices vocacionales con estómago de piedra que lo visitaban.
Es importante continuar con eso, pero sin olvidar que de las golpizas y de todo lo demás nos enteramos por pesquisas en teléfonos investigando corrupción. Porque Alberto no era solo un violento, un borracho y un mujeriego. Era, sobre todo, un corrupto. Se lo está investigando junto al corredor de seguros Héctor Martínez Sosa, pareja de su secretaria. Alberto, entre otras cosas, nacionalizó todos los seguros que debía contratar el Estado en el Banco Nación para que todas las comisiones cayeran en los bolsillos de su amigo y socio broker.
Alberto siempre fue una persona horrenda y un tipo corrupto. El departamento que le presta su amigo Albistur, un viejo peronista corrupto, probablemente sea una contraprestación por los negocios que Alberto le permitió a Albistur cuando lo puso de secretario de Medios en la época de Néstor. De esa gestión, todos salieron millonarios. Lo curioso es que muchos medios y formadores de opinión le daban entidad a Alberto. Son personas que vivieron muchos años bajo el «peronismo state of mind». Cualquier peronista que hablara de corrido era considerado una especie de estadista. Afortunadamente, los nuevos tiempos están arrasando con ese pensamiento bobo.
Alberto debe quedar para la historia como un corrupto y como el padre de la mayor atrocidad y la mayor violación a los derechos humanos y a la libertad que hubo en Argentina desde 1983: la cuarentena medieval, corrupta y asesina. Después de estos hitos, vendrán todos los espectáculos de revista decadente que estamos viendo, como la mezcla de mujeres de bajo nivel yendo a Olivos y las fiestas cuando la gente no podía velar a sus muertos.
¿Se imaginan si hubiera ganado Massa? Todo esto seguiría oculto (entre bueyes no hay cornadas) y los pilares de la corrupción estarían más firmes que nunca. Por eso, los empresarios corruptos (que siguen viendo cómo parar la causa «cuadernos»), los sindicalistas, muchos medios de comunicación, gente del espectáculo y muchas corporaciones querían que ganara Massa. Para que siguieran los negocios y la impunidad.
En materia internacional, si hubiera ganado Massa, estaríamos dando vergüenza respecto a Venezuela, aliados con miserables como Lula o Petro, en lugar de sostener la postura digna en defensa de la libertad que mantiene Argentina. El kirchnerismo era socio en la corrupción con el nefasto chavismo. Por eso, habrían tenido la obligación de ser funcionales a Maduro. Por estas razones también es muy importante haber derrotado al peronismo.
Por eso, muchos votaron a Milei sabiendo que la cosa iba a ser muy dura. Los trabajos son por etapas, y la primera etapa era sacar lo más posible a la mafia en un país en el que el poder es esencialmente mafioso. Por eso hay que seguir apoyando a este gobierno, porque del otro lado sigue latente el mal. Seguiremos diciéndole a Milei que hay cosas que no nos gustan, como la atrocidad de Ariel Lijo candidato a la Corte, o la impresentabilidad de tener a gente como Scioli en el gobierno, o cierta demora en bajar impuestos y una recesión que sigue alargándose. Pero hay que pensar que era esto o Massa con la banda más corrupta de la historia. Por eso la gente tiene paciencia, porque hay reformas que ya arrancaron y otras que están por comenzar.
Esta semana vimos una prueba más del desastre que es alguna dirigencia política que se parece cada vez más al peronismo. La campaña de publicidad de la UBA muestra, una vez más, que personas como Yacobitti, de tanto estar cerca de los negocios, pierden la mínima sensibilidad y muestran una notable incapacidad para comunicar positivamente.
La campaña de la UBA desprecia el oficio de mozo o el de atención al cliente. Tienen una concepción elitista de la sociedad y desconocen que la gente trabaja donde le conviene, y no por eso abandona su profesión. Gran ejemplo les están dando a todos los grandes profesionales venezolanos que están trabajando por todo el mundo en distintos oficios porque defienden su libertad.
La campaña de la UBA dice que si te recibís en la UBA lo justo sería que trabajes solo en la UBA (y que te conviertas en un miembro de la militancia de Yacobitti). Están muy fuera de la realidad. Por esa misma razón, Lousteau quiere presidir la comisión de inteligencia del Senado con los votos de los K. Por gente como Yacobitti y Lousteau también estuvo bien votar a Milei.
El peronismo en Diputados votó en contra del proyecto de ampliación del Registro Nacional de Datos Genéticos vinculados a delitos contra la integridad sexual. Suena lógico cuando en sus filas tienen a Alperovich, a los de La Cámpora, Brieger, Alberto, Guazzora y tantos otros. No quieren que queden registros porque hay muchos compañeros mezclados en delitos sexuales.
En realidad, el motivo por el cual los peronistas votan en contra de cosas como estas y favorecen a los violadores es mucho más profundo. El peronismo viene violando a Argentina desde hace muchos años. El peronismo es el gran violador. Por eso encontramos justo patearlos cuando están en el piso.
Siempre uso, y modifico, una frase maravillosa de Raymond Aron que él dijo hablando del comunismo, pero que yo cambio un poco. Hoy más que nunca: «no alcanza con no ser peronista. Hay que ser antiperonista».