Apenas un mes después de lanzar su sitio web, AIselfi —una herramienta que transforma selfis en fotos profesionales mediante Inteligencia Artificial— registró 5.500 visitas, 98 pedidos y más de u$s2.200 de facturación. Detrás del proyecto está Jonathan Kraayenbrink, un emprendedor argentino que vive desde hace 16 años en Varsovia, Polonia, y que decidió cambiar radicalmente de rumbo: vendió su participación en una empresa familiar de exportación de mates y fundó esta plataforma, 100% autofinanciada y desarrollada por él mismo.
El caso de Kraayenbrink es atípico. No tiene formación técnica, pero siempre se sintió atraído por las herramientas digitales, la automatización y el análisis de datos. Luego de una década al frente de Un Mate, junto a sus hermanos, detectó que el negocio —aunque rentable en su momento— había perdido escalabilidad y estaba cada vez más afectado por la inestabilidad del mercado argentino. Fue entonces cuando decidió cerrar esa etapa: vendió su participación, se inscribió en una maestría en Data e Inteligencia Artificial del IE Business School en España, y comenzó a buscar trabajo en empresas tecnológicas.
Sin embargo, la búsqueda no fue sencilla. En el mercado polaco, donde vive con su familia, el idioma fue una barrera; y su perfil de emprendedor no encajaba con roles junior ni senior. «Estaba en una zona gris. Para los cargos de principiante tenía demasiada experiencia, y para los más avanzados me faltaba lo técnico», resume. El camino emprendedor —el que ya bien conocía— fue la salida.
La idea de AIselfi nació de una necesidad personal. Durante su maestría, se dio cuenta de que no tenía una buena foto profesional: usaba imágenes recortadas de reuniones familiares, que se veían borrosas en presentaciones y redes. Al mismo tiempo, estaba experimentando con generación de imágenes por IA, y notó la oportunidad de crear unaherramienta accesible y fácil de usar, que permitiera obtener retratos profesionales sin necesidad de una sesión fotográfica tradicional.
Así lanzó AIselfi, en octubre de 2024, tras un mes de desarrollo en solitario, utilizando herramientas como ChatGPT o Claude en sus versiones gratuitas y asistentes de programación como Vibe Coding. «Todo lo hice sin inversión externa. Lo único que pagué fueron créditos para pruebas, el dominio, y una suscripción mensual de u$s20 a una plataforma de codificación», detalla.
¿Cómo funciona y cuánto cuesta AIselfi?
Para generar los retratos, el usuario debe cargar entre 5 y 15 fotos que sirven para entrenar un modelo de inteligencia artificial preexistente con sus rasgos principales. Ese proceso dura entre 15 y 30 minutos. Luego, entre más de un centenar devestuarios y escenarios disponibles, el usuario elige los que mejor se adapten a su estilo y, en cuestión de minutos, la plataforma crea cuatro variantes de retratos, ajustando iluminación, fondo y atuendo para lograr un aspecto profesional.
AISelfi opera con un modelo de pago único. El paquete más económico ofrece 40 imágenes generadas por inteligencia artificial por u$s29, mientras que la opción siguiente permite acceder a 100 imágenes por u$s39. Por una cuestión de privacidad, las fotos se eliminan a los 30 días. Por eso, al menos por ahora, los paquetes deben utilizarse dentro del mismo mes desde la carga de imágenes.
Aunque una parte significativa del costo se destina al entrenamiento del modelo —que implica alquilar capacidad de procesamiento en servidores con GPU—, Kraayenbrink estima que su margen de ganancia supera el 50 por ciento.
Un emprendedor solitario que apuesta al marketing digital y la expansión
El diferencial de AIselfi, según su creador, no está únicamente en la tecnología, sino en su enfoque estratégico: adaptar una solución ya validada en mercados como Estados Unidos, pero aún poco difundida en países hispanohablantes. Aunque en principio pensó en el mercado latinoamericano, descubrió que su principal base de usuarios estaba en España, donde la cultura profesional de LinkedIn está más afianzada y el poder adquisitivo permite asumir el costo del servicio.
En sus primeros días, AIselfi creció gracias a publicaciones en LinkedIn y al boca en boca. Kraayenbrink contactó uno por uno a sus conocidos para que probaran el servicio y dejaran su testimonio. Esta estrategia dio resultado. «La clave es que la gente confía en las recomendaciones de otras personas. Si yo hablo de mi propio producto, desconfían. Pero si lo muestra alguien que respetan, funciona».
Hoy, su estrategia de marketing se basa casi exclusivamente en recomendaciones y colaboraciones con creadores de contenido en esa red social. No ofrece pruebas gratuitas debido al alto costo de entrenamiento del modelo, pero logró construir una comunidad de usuarios que comparten sus imágenes y recomiendan el servicio.
Su público objetivo son freelancers, emprendedores, fundadores de startups, agencias pequeñas y profesionales que desean construir una marca personal sólida. «Son personas que entienden el valor de una buena presencia online y quizás, como a mí, no se sienten cómodos sacándose fotos», explica.
Además de AIselfi, Kraayenbrink ya está desarrollando nuevas herramientas: un directorio de aplicaciones de inteligencia artificial, un generador de imágenes por estilo (a partir de una imagen de referencia) y otras soluciones que planea integrar en un ecosistema digital orientado a profesionales y emprendedores.
Su objetivo no es escalar masivamente ni buscar inversores, sino mantener una operación eficiente, rentable y compatible con su vida personal. «Tengo tres hijos, trabajo mejor solo y quiero productos autosustentables. Me interesa que funcionen bien, que generen ingresos y que aporten valor real», afirma.
Mientras otros sueñan con construir el próximo unicornio, Kraayenbrink representa otro tipo de emprendedor: el que busca independencia, impacto, y crecimiento a su escala. AIselfi, con más de 50.000 fotos profesionales generadas y una comunidad en expansión, es la prueba concreta de que ese camino también es posible.