La industria de electrodomésticos atraviesa un cambio estructural profundo: mientras la apertura comercial impulsó una fuerte mejora en los precios al público, el sector fabril quedó expuesto a una caída histórica de la producción y a cierres de plantas. El caso Whirlpool —que interrumpió su actividad y dejó sin trabajo a 220 empleados en Pilar— se convirtió en el símbolo más visible de una tendencia que se aceleró en 2025.
Según datos del INDEC, la industria manufacturera cayó 4,4% desde la llegada de Javier Milei y 4,1% en comparación con noviembre de 2024, el pico de actividad reciente. En ese período, solo 3 de las 10 divisiones con mayor peso en el IPI lograron mejorar su performance, mientras que textiles e indumentaria (-20%), metales (-13,4%), autos (-9%) y maquinaria y equipo (-8%) mostraron un retroceso marcado, en buena parte asociado a la mayor competencia importada.
Dentro de maquinaria y equipo se ubica la fabricación de electrodomésticos, cuyo panorama es crítico. De acuerdo con Analytica, la producción de aparatos de uso doméstico está 23% por debajo del promedio 2016-2023. La demanda, en cambio, se mantiene firme: el crédito creció con fuerza a comienzos del año y la desaceleración de precios por la apertura importadora sostuvo el consumo aun con la actividad económica debilitada.
El impacto comercial es contundente. Entre enero y octubre, las importaciones de heladeras crecieron 387,1% y las de lavarropas 924,2%, lo que permitió abastecer plenamente la demanda local, pero desplazó al productor nacional. Esta dinámica generó un efecto dual: los electrodomésticos se abarataron un 50% en términos reales, pero la industria argentina perdió 1.316 empleos desde fines de 2023.
“El crecimiento del mercado se lo está llevando casi por completo el componente importado”, advirtieron desde Visuar, que produce electrónica y pequeños aparatos domésticos en Cañuelas. La compañía había inaugurado una planta en 2022 bajo un contexto de mayores restricciones a las importaciones, un entorno que hoy cambió por completo. Whirlpool, por su parte, justificó su salida del negocio local por la imposibilidad de sostener un modelo exportador ante el aluvión de productos chinos a menor costo.
Ante este escenario, economistas sostienen que el país debe revisar la productividad, la estructura tecnológica y el modelo de integración internacional del sector, para definir con datos qué punto de equilibrio se busca entre mejores precios al consumidor y sustentabilidad industrial y empleo. El debate, coinciden, ya no es coyuntural: expresa una redefinición del rol de la industria de electrodomésticos en la economía argentina.













