El vocero presidencial Manuel Adorni anunció el viernes pasado que el gobierno decidió cesar de sus tareas a dos funcionarios que trabajan en el exterior con sueldos de entre 9 y 13 mil dólares. Una de las aludidas es Lucianna Sola Suquet, rosarina y egresada de la Universidad Nacional de Rosario, quien es titular de la Oficina de Turismo de la Embajada Argentina en Francia.
“Se les dio curso a estos despidos. Parte del gran delirio que se encontró en la querida República Argentina”, argumentó a través de su cuenta en X el propio ministro de Interior Guillermo Francos. Sin embargo, Sola Suquet realizó su descargo y aseguró que denunciará a quienes apuntaron contra ella publicamente.
“No soy delegada ni agregada, sino empleada local como los otros trabajadores que estamos bajo legislación francesa. Trabajo hace 17 años acá con diferentes gobiernos lo que demuestra mi imparcialidad. Soy personal técnico, más allá de que tengo un máster en la Soborna de París en Turismo. Nada más lejos de pertenecer a una casta, soy una laburante”, expresó en declaraciones radiales.
Por otra parte, desmintió el monto que el gobierno dice que percibe de manera mensual y afirmó: “Me siento un chivo expiatorio no parte de una casta. Vamos a iniciar acciones legales por calumnias e injurias contra el vocero Adorni. Es falso, nunca cobré eso, es una mentira”.
En ese sentido indicó que cuando ingresó al área en 2007 percibía 1500 euros. Luego en 2011 tuvo un aumento, cobrando 2100 euros y el último aumento, por recategorización fue en 2019, percibiendo desde entonces 4100 euros como salario.
“No pongo en tela de juicio la decisión del Gobierno dentro del plan de austeridad, pero no comparto ni acepto la forma. Sé que un contrato laboral se puede terminar, pero en un marco de respeto profesional y personal que no se dio en mi caso”, cerró Lucianna Sola Suquet.
DE ROSARIO A FRANCIA
Proveniente de Entre Ríos, estudió comunicación social y se graduó en la Universidad Nacional de Rosario. Luego trabajó en Aguas Provinciales de Santa Fe donde llegó a ser Gerente de Atención al Cliente cuando la empresa estaba en manos de un grupo privado francés. Más tarde emigró a París.
“No vine a Francia porque me envió el gobierno, yo vivía acá porque me casé con un francés, ambos trabajábamos en Aguas Provinciales y vinimos por una propuesta laboral. En 2007 me contrataron de la Embajada entre tres candidatos que había”, explicó.