Desde el hall de ingreso ya se advierte el concepto de Fisherton Park: naturaleza y arte ambientan el complejo premium de Dix Desarrollos, diseñado por el galardonado Arq . Carlos Ott.
Ubicado en Brassey al 8000, solo le resta concluir en breve las unidades que dan por Tarragona, para dar por finalizada una obra que le llevó a Gabriel Pérez, presidente de la desarrolladora, “5 años de dedicación exclusiva, con el aporte invalorable de los empresarios Juan Félix Rossetti y Lisandro Argüelles».
Obsesivo con cada detalle, el empresario llevó a Fisherton Park ideas que lo sedujeron en su recorrido por el mundo y las amalgamó en un interiorismo exquisito donde, confiesa, “la vegetación exuberante de esa esquina aportó muchas soluciones, desde el paisajismo a la privacidad única que tiene este complejo de residencias”.
Efectivamente, desde los jardines de los departamentos de la planta baja, a las terrazas de los dúplex del último nivel, tienen vistas a las diferentes especies arbóreas que cambian de tonalidad según la estación.
Pero comencemos desde el hall de ingreso que marca el primer impacto visual con tres obras pictóricas de Marcela Duluc recreando paisajes de Fisherton. Al pie un banco tallado en madera por el artista Maximiliano Rodríguez, completa la primera escenografía del lugar. “El banco fue esculpido a partir del tronco de un fresno enfermo. Su forma emula un banco que vi en el Malba, lo fotografié y viajamos hasta Rincón, donde tiene su taller Maximiliano”.
Llegamos al parque interno, una generosa superficie natural que ofrece espacios de sol pleno y cuidados refugios de sombra.
“Antes de iniciar las obras hicimos paisajismo, preservando más de 20 árboles tan añosos como el barrio. La vegetación está presente en cada vista de los departamentos. Vas a encontrar como la copa de los árboles forman parte de las terrazas, así como diferentes especies envuelven el club house”.
Precisamente, la casona de valor patrimonial, conserva sus paredes revestidas en madera y un hogar otorga calidez a la gran sala de estar amueblada por la exclusiva casa Wilson Tobal, también a cargo de ambientar los jardines exteriores y el entorno de la piscina.
Antes de salir a la galería tres elementos atraen la atención: la mesa con base de raíz de roble es otra de las esculturas talladas. La rosa de hierro de 2,5 metros de alto, escolta uno de los rincones de la sala, otra idea del desarrollista recreada por la escultora Andrea Peraita. “Me atrapó una rosa gigante que vi en el Moma, y capturé una imagen para Andrea”. Los elementos en hierro se repiten en el jardín con una hoja calada que replica una escultura que se aprecia en un jardín público de Chicago.
Respecto a la llamativa puerta de doble hoja del ingreso al house, es otra de las reliquias de la antigua casa recuperada por el empresario.
La galería trasera, con vista a la pileta, invita a la contemplación desde las poltronas italianas escogidas por los interioristas junto al resto del mobiliario. “Fuimos muy consecuentes con la idea de recrear diferentes espacios de intimidad. Por eso la piscina se esconde detrás de la casona, la vegetación de diferentes alturas y texturas abunda en cada sitio. Todos los amenities son muy habitables y generan tanto puntos de encuentro como de reflexión”.
Dentro de los espacios comunes, el complejo cuenta con un gimnasio con vistas plenas al jardín y vestuarios con baños inspirados en en la famosa tienda parisina “Samaritaine”.
La filosofía de Fisherton Park
Para Gabriel Pérez, “Fisherton Park recupera la vida en un barrio abierto con mucha seguridad. Justamente la densificación de algunas áreas como Alberdi y Fisherton generan zonas urbanas más seguras y se recuperan espacios públicos perdidos.
Ojalá hayamos estado a la altura de esta vegetación y el ambiente natural del barrio, nuestra intención fue desde siempre cuidarlo e intentar hacer nuestro aporte”.