En medio de la reciente implementación del blanqueo fiscal promovido por la administración central, hay entidades que viven momentos de zozobra. Es el caso de algunas sucursales del Banco Santander. No son pocas las quejas que llegaron a la redacción de “El Occidental”. Uno de los clientes que relató su malograda experiencia dijo que primero le rechazaron el depósito por tener su cuenta en otra sucursal, y frente a la queja con ejecutivos superiores, estos terminaron admitiendo que carecían de espacio físico para recibir los depósitos que llegan para acogerse al blanqueo. “Los bancos evidentemente no están preparados para este momento”, se quejó el ahorrista. “El Banco Central debería tomar alguna medida, capacitarlos, exigirles una correcta atención”, pidió. «Estoy trayendo mi dinero antes de las 10 de la mañana y me dicen que no tienen espacio», cuestinó.
Esa misma mañana la sucursal del Santander de Fisherton en Rosario, personal de seguridad del banco anunciaba a decenas de clientes esperando frente a los caferos fícos: “Se cayó el sistema para realizar depósitos”, anunció que expuso a personas a salir de la entidad bancaria con dinero en busca de otra sucursal. «Ni siquiera un responsable del banco da la cara, envían a un señor de una empresa de seguridad a explicar una situación interna de una entidad bancaria», se quejó indignido.
Evidentemente, la afluencia masiva de ciudadanos que buscan depositar grandes sumas de dinero en efectivo, producto del blanqueo, ha desbordado la capacidad de atención de los bancos. Esto ha generado un preocupante panorama: los clientes son derivados de una sucursal a otra, los dejan a merced de la inseguridad, exponiéndolos a robos y situaciones de riesgo en plena vía pública.
«Fui a dos sucursales diferentes para realizar mi depósito y no pude hacerlo. Nos hacen ir de un lado a otro con montos elevados de dinero en efectivo, lo que es un peligro», comentó el cliente visiblemente preocupado.
La situación se agrava debido a que, en los últimos años y bajo el contexto de la pandemia, las entidades bancarias han reducido su personal a la mínima expresión. La mayoría de los procesos han sido automatizados, empujando a los clientes a realizar autogestiones a través de aplicaciones móviles o cajeros automáticos. Sin embargo, esta estrategia no contempla el actual escenario del blanqueo fiscal, donde los ciudadanos necesitan asistencia presencial y depósitos en efectivo que superan las capacidades de las infraestructuras actuales.
«Es fundamental que las autoridades del Banco Central tomen cartas en el asunto, implementando medidas que garanticen la seguridad de los ciudadanos y una adecuada atención bancaria. El blanqueo fiscal no puede ser un proceso que, en lugar de aliviar la economía, termine exponiendo a los ciudadanos a mayores riesgos y desprotección», comentó un ex funcionario de banco al tanto de la caótica situación.
Los bancos, que alguna vez fueron sinónimo de seguridad y confianza, hoy parecen haber perdido su rumbo, quedando en muchos casos como simples emisores de tarjetas de crédito y alejándose de su rol tradicional.
Este escenario plantea una pregunta clave: ¿están los bancos realmente preparados para afrontar los desafíos que conlleva el blanqueo fiscal?